Cómo funcionan los trenes más rápidos del mundo y cuál es el futuro de este medio de transporte

En las últimas horas China alcanzó un nuevo logro: el desarrollo de un nuevo tren de levitación magnética.

Hace 200 años, aquel que quisiera hacer mover un tren necesitaba quemar kilos y kilos de madera o carbón. Así, la combustión de estos elementos calentaba agua en una caldera que con la presión del vapor y la ebullición hacía mover los pistones sobre las vías.

Esta técnica, cara y poco ecológica, se mantuvo vigente durante años hasta que llegó la electricidad. Pero también marcó el espíritu que definiría para siempre a los trenes como medio de transporte accesible. Uno que podía recorrer largas distancias y llegar a sitios remotos dando paso a los primeros movimientos del fenómeno de la globalización.

Desde entonces la tecnología detrás de los trenes no ha parado de perfeccionarse buscando más velocidad, más seguridad y menos contaminación.

En las últimas horas, China alcanzó un nuevo logro: el desarrollo de un nuevo tren de levitación magnética.

Los trenes Maglev, o de levitación magnética, no hacen contacto sobre los rieles de acero, a diferencia de los trenes bala -sus antecesores que alcanzan la mitad de velocidad. Esta suspensión se consigue una vez que el tren alcanza más de 100 kilómetros por hora y es generada -a grosso modo- por poderosos imanes cargados con electricidad.

El primer Maglev en alcanzar más de 600 kilómetros por hora se usó en Japón, una de las naciones con mejor sistema de trenes del mundo y que espera tener a todo su país conectado con esta tecnología para 2045 gracias a una inversión de 76.000 millones de dólares. De esta forma, Japón y China se disputan el trono del tren más rápido, que utilizan en trayectos cortos, de 30 kilómetros, para unir más que nada ciudades y aeropuertos.

Pero si salimos de Asia, el podio de los trenes más rápidos se divide entre algunos que se encuentran en Marruecos, Francia y Reino Unido. Todos ellos operan a una velocidad regular promedio de 320 kilómetros por hora y su consumo energético es de los más eficientes. A su vez, en muchos países se monitorean las vías con inteligencia artificial para optimizar las curvas y la suspensión de las cabinas.

El futuro de los trenes ya se está imaginando y probando. El proyecto Hyperloop, del magnate Elon Musk, está haciendo ensayos con un tren que avanzará a más de 1.000 kilómetros por hora en Estados Unidos. Este proyecto pretende unir, por ejemplo, San Francisco y Los Ángeles en 45 minutos.

Además, en Canadá está el TransPod: una red de cápsulas que podrían moverse también a 1.000 kilómetros por hora utilizando campos electromagnéticos móviles para su desplazamiento.

Ambos proyectos todavía están en fase de pruebas, pero sus fabricantes son optimistas y ya catalogaron sus diseños como el transporte definitivo del futuro.


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