Cómo las megaciudades están transformando el urbanismo para adaptarse a las personas

En el 1900 solo el 13% de la población mundial vivía en ciudades, pero se espera que para el 2050 sea el 66 %. Esto trae muchos problemas, porque las ciudades pierdan su escala humana. Esto es lo que está intentando transformar el urbanismo.

Las ciudades no se terminan nunca. Siempre hay un nuevo proyecto, una nueva construcción o un nuevo plan por hacer o rehacer.

Y si bien las urbes solo ocupan el 0.5% de las superficie del planeta, cada año las ciudades suman 77 millones de nuevos habitantes en todas partes del mundo.

La saturación, la convivencia, el transporte, los servicios, la sostenibilidad y la inclusión son desafíos que todas las grandes ciudades están revisando para mantener su vigencia.

Pero no todo tiene que ver con nuevas construcciones o medios para transportarse. “La información que se necesita para levantar una ciudad no puede ser solo técnica. La gente explica realidades y necesidades específicas que se les escapan a los expertos”, apuntó el alcalde de Barcelona en entrevista con El País de España. Es decir que el urbanismo necesita de la participación ciudadana para tener éxito.

Hablando de Barcelona, los ecólogos de la ciudad son reconocidos por haber desarrollado lo que se conoce como supermanzanas. Esto es el cierre al tráfico de grupos de un mínimo de cuatro manzanas adyacentes. Es decir, áreas de no menos de 16.000 metros cuadrados que están libres de vehículos. ¿Qué ventajas tiene esto? Una ciudad más limpia y menos contaminada ambiental y sonoramente. Además, estás supermanzanas transformaron la ciudad en zonas con mayor vecindad, arte y juegos en la calle.

Cuando el proyecto ganó el Premio Europeo del Espacio Público Urbano, el jurado admitió que la idea "demuestra que las calles no son solo una infraestructura para la movilidad, sino lugares que ofrecen múltiples oportunidades para la interacción social y, por tanto, pueden y deben recuperarse para la vida diaria".

París es otra de las ciudades que le está dando batalla a los vehículos. Desde el 2016 la alcaldesa dio su primer golpe al prohibir la circulación de autos con más de 20 años. El año pasado, la administración dio un paso más y recortó 60 mil puestos de estacionamiento a lo largo de toda la capital francesa, más que nada en el centro. La medida estuvo acompañada de políticas públicas que fomentaron el uso de bicicletas y otros medios de transporte alternativos como los patines eléctricos para evitar la saturación del tráfico. Ahorrando en tiempo y salud y mejorando la calidad de vida de los habitantes.

Unos pasos más adentro de Europa también está el caso de Estocolmo, la capital sueca. Desde hace un tiempo a esta parte, Estocolmo está virando al concepto de “la ciudad en 1 minuto”. Este modelo apuesta a la hiperlocalidad de las urbes. Mediante talleres y consultas, los vecinos de una calle pueden decidir cómo estructurarla para mejorar la convivencia. Hasta ahora la iniciativa logró reducir la circulación de vehículos y aumentó los espacios verdes públicos donde las personas pueden salir a encontrarse.

Cruzando el continente, y para ir terminando con los ejemplos, otra iniciativa interesante la tomó Chicago. Los edificios de oficinas de esta ciudad están obligados a invertir un 1% de su presupuesto en arte. De esta manera, la ciudad se llenó de cultura visual.

Así, las ciudades que se están pensando hoy serán las ciudades de las próximas décadas.


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