Dirigibles: el pasado abrupto y el prometedor futuro de un medio de transporte con mucha historia

El ícono de los dirigibles es el Hindenburg, que en mayo de 1937, un año después de entrar en servicio, sufrió un accidente que algunos comparan con el desastre del Titanic.

Todo el tiempo hablamos de innovadoras formas de transformar la movilidad. Autos que se manejan solos, cabinas voladoras y otro montón de innovaciones que todo el tiempo aparecen como la solución a la movilidad. Pero, ¿qué pasaría si la clave para el futuro de la movilidad estuviera en el pasado? Es precisamente lo que proponen algunos fabricantes con la idea de resurgir el dirigible.

El ícono de los dirigibles es el Hindenburg. Tiene el récord de la aeronave más grande jamás construida. Era un referente de la aviación.

Medía 245 metros de largo y alcanzaba los 135 kilómetros por hora. Era más grande que siete Boeing 747 juntos.  Cruzó varias veces el Atlántico y demoraba tres días en total con 70 pasajeros a bordo. Solo viajaban grupos selectos de personas. Tenía todas las comodidades y hasta una sala de fumadores. Esto era claramente un riesgo porque por encima de la sala había 200 mil metro cúbicos de hidrógeno, pero estaba sellada y presurizada.

En mayo de 1937, un año después de entrar en servicio, sufrió un accidente que algunos comparan con el desastre del Titanic. El 6 de mayo de 1937 las imágenes recorrieron el mundo.

El mítico dirigible Hindenburg fue devorado por las llamas en menos de un minuto y con él marchó el promisorio futuro de este medio de transporte. Apenas tres años después de la catástrofe -en la que murieron 34 personas- los modelos de dirigibles comerciales que quedaban todavía en servicio fueron desmantelados.

Esta aeronave, que se volvió un ícono de la propaganda nazi cuando el partido facista estaba en pleno ascenso, conectaba Alemania con Estados Unidos en un tiempo récord de 72 horas. Las razones detrás de la explosión todavía no fueron determinadas, pero todo apunta a que se trató de una descarga electrostática de la atmósfera. Este no fue el único accidente en dirigible. En total, cerca de 600 personas murieron en contratiempos con estos aparatos.

Aunque no todo fueron malas noticias con los dirigibles. El modelo Graf Zeppelin, que fue uno de los más imponentes a principios del siglo XX, completó con éxito 590 vuelos en nueve años y transportó más de 34.000 pasajeros. De hecho, según estas fotografías del Centro de Fotografía de Montevideo, el Graf Zeppelin pasó por la capital uruguaya el 30 de junio de 1934.

En una entrevista publicada en el portal especializado OpenMind, un experto en aeronaves reconoce que aún sin el accidente que dinamitó su reputación, los dirigibles no hubiesen sobrevivido mucho más tiempo antes la inminente aparición de los primeros ensayos de avionetas, que eran mucho más rápidas y económicas.

Lo cierto es que los dirigibles nunca llegaron a desaparecer del todo. Una vez que se empezó a utilizar helio como un sustituto del hidrógeno, compañías alemanas resucitaron este medio de transporte con fines turísticos o de observación área.

Pero la cosa no se queda ahí. Empresas como Hybrid Air Vehicles desarrollaron dirigibles modernos con capacidad para 90 pasajeros y 10 toneladas de cargas. ¿Qué ventaja presentan? Emiten un 90% menos de dióxido de carbono que los aviones por lo que podrían ser una alternativa más sustentable para vuelos nacionales cortos entre ciudades.

A su vez, la Nasa planteó hace algunos años un proyecto bastante utópico de utilizar dirigibles para llegar al espacio e incluso recorrer los cielos de Venus. Si bien la superficie de este planeta es totalmente árida, tóxica y repleta de metales en estado líquido, a 50 kilómetros desde la superficie, la atmósfera de Venus cambia y sería hasta habitable con un traje y reservas de oxígeno.

Aunque claro, por ahora todo esto no es más que una idea y los dirigibles se mantienen como una parte de la historia.

 


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