El 2020 fue el año del cambio para los gigantes tecnológicos cada vez más poderosos y cuestionados

Un balance de cómo se comportaron las compañías tecnológicas a lo largo de este año.

La pandemia de Covid-19, que aceleró la transición digital, encumbró el poderío de los gigantes tecnológicos, pero también los puso en la picota por su creciente influencia.

Reuniones de Zoom, búsquedas en Google, compras en Amazon, intercambios en Whatsapp y veladas ante Netflix. Aunque ya tenían una posición dominante antes de la pandemia, los Gafam estadounidenses (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y los Batx chinos (Baidu, Alibaba, Tencent y Xiamo) se convirtieron en hegemónicos en 2020.

Estas "superestrellas" del capitalismo digital están empezando a dar una sensación de que son invencibles. Por su parte, estancadas durante mucho tiempo en el mercado local, las aplicaciones chinas empiezan a propagarse por todo el mundo con TikTok a la cabeza.

La pandemia la necesidad de regular estos conglomerados, cuya expansión avanza a golpe de adquisiciones. Además de controlar el acceso al mundo digital, el motor de búsqueda Google controla el 93% del mercado. Estos cuasi monopolios encierran a los usuarios en "ecosistemas bloqueados", según advierten algunos economistas especializados.

Tras los fracasos pasados -procesos largos y tardíos, y multas poco disuasivas- algunos países se pusieron firmes con la regulación de los algoritmos. También están las críticas de la sociedad civil. En Estados Unidos, Facebook sufrió en julio el boicot de un centenar de marcas con el trasfondo de la movilización "Black Lives Matter", aunque sin daños económicos de relieve.

En Francia, Amazon es acusada de destruir el pequeño comercio, explotar a los trabajadores, favorecer el consumo excesivo en detrimento del medioambiente. Pero la empresa de Jeff Bezos registró ventas sin precedentes en el "Black Friday". Esto demuestra que parte de la responsabilidad la tenemos los usuarios.

Y luego están los datos. Una profesora de Harvard Business School, denuncia el "capitalismo de la vigilancia", basado en la monetización de los datos personales. "La fábrica del siglo XXI que creó Google no tiene grandes chimeneas. Reposa en la inteligencia artificial y los productos que fabrica son predicciones de comportamientos humanos vendidos a los anunciantes", explicaba al diario Le Monde a finales de noviembre.

Pero no todo son malas noticias. "Hay que regular las plataformas, pero no convertirlas en chivos expiatorios", asegura un experto en regulación digital. Y agrega: "Son empresas increíblemente imaginativas, extraordinariamente bien gestionadas y que ofrecen una enorme calidad de servicio".


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