El cargador universal está cada vez más cerca y su regulación avanza en la Unión Europea

El objetivo es que todos los dispositivos que se comercialicen en territorio de la Unión Europea sean compatibles con un cargador USB de tipo C, un conector ya habitual en muchos aparatos.

La Comisión Europea propuso este jueves imponer un cargador universal para teléfonos y dispositivos portátiles en un plazo de dos años, una iniciativa que encuentra la feroz oposición del gigante estadounidense Apple en defensa del mecanismo de conexión de su modelo iPhone.

Se trata de una batalla por un estándar industrial que respete el derecho de los consumidores y que se arrastra desde el año 2009, cuando comenzó la búsqueda de un formato unificado para teléfonos y dispositivos portátiles, como las tabletas.

La propuesta podrá tener un efecto transformador en la industria, ya que la UE representa un mercado de 450 millones de consumidores.

En la actualidad, la absoluta mayoría de los smartphones y tabletas utilizan tres puertos de carga: micro-USB, que tienen la mayoría de los teléfonos, el puerto USB-C, una conexión más reciente, y el sistema Lightning, de Apple.

La UE había lanzado un proceso voluntario de convergencia a estándares industriales para este segmento en 2009, pero sostiene que Apple siempre se negó a sumarse. Los europeos gastan US$ 3.000 millones en cargadores todos los años.

Esto tiene implicancias prácticas para el usuario, pero también medioambientales. Solo en 2018, el descarte de cargadores generó 11.000 toneladas de residuos electrónicos.

Ese año, con la entonces popularización de los dispositivos portátiles, el mercado europeo se encontró sumergido en una abundancia de formatos y cargadores diferentes, todos incompatibles entre sí. Hubo algunos avances porque entonces existían 30 cargadores de dispositivos distintos y actualmente son tres.

Según datos de la Comisión, el 80% de los usuarios quieren que este tema se regule y exista un cargador único y universal.

La propuesta presentada este jueves –que aún deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo y los países miembros del bloque– ofrece a los fabricantes un plazo de transición de 24 meses para alinearse.

El objetivo es que todos los dispositivos que se comercialicen en territorio de la Unión Europea sean compatibles con un cargador USB de tipo C, un conector ya habitual en muchos aparatos.

"Seguimos preocupados porque una regulación estricta determinando un tipo único de conector frenará la innovación en lugar de impulsarla, y eso a su vez afectará a los consumidores en Europa y el resto del mundo", afirmó Apple en un comunicado.

Además, la compañía añadió que el plazo de dos años podrá afectar a las empresas del sector al frenar la venta de los equipos ya existentes actualmente. En su visión, esto podría generar más "desperdicios tecnológicos".

En caso de que la normativa termine siendo aprobada, representará un antecedente único a nivel mundial.


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