El veneno de algunas especies animales podría ser la clave para desarrollar nuevos medicamentos

La medicina quiere que el veneno juegue un rol clave en el desarrollo de medicamentos.

Serpientes, escorpiones, arañas, e incluso animales escondidos en lo más profundo del mar. La ciencia estima que son más de 100 mil las especies animales que evolucionaron para producir su propio veneno.

Son sustancias perfectamente diseñadas por la naturaleza. Un líquido complejo y perfeccionado al máximo en la cadena evolutiva que se convirtió en la mezcla casi milagrosa de proteínas y aminoácidos tóxicos cuyos efectos varían, pero que en el mundo salvaje tienen un solo objetivo: destruir al enemigo.

Sin embargo, la ciencia y la medicina vienen trabajando hace décadas en el desarrollo de medicamentos a partir de estos venenos. “Lo irónico es que las propiedades que hacen del veneno una sustancia letal son las mismas que lo convierten en un tesoro para la medicina”, dice un reportaje publicado en la revista National Geographic. Y agrega que “muchas toxinas atacan las mismas moléculas por cuyo control pasa el tratamiento de ciertas enfermedades”.

Los científicos son optimistas y aseguran que, en los próximos diez años, la medicina estaría en condiciones de presentar nuevos tratamientos para combatir enfermedades autoinmunes o el cáncer, así como también para generar nuevos analgésicos con la potencia de la morfina, pero sin generar adicción o efectos secundarios. Todo a partir del veneno animal.

Un toxicólogo de la Universidad de Chicago explicó que “en los venenos animales podría haber más de 20 millones de toxinas esperando a ser analizadas. El horizonte es inconmensurable. Los venenos ya inauguraron nuevas áreas de estudio en farmacología”.

Al mismo tiempo, diversas publicaciones señalan que los especialistas analizan el origen de la inmunidad que los diferentes animales tienen a su propio veneno. Un dato que podría mejorar la calidad de los medicamentos derivados de sustancias tóxicas.

A pesar de los avances, los humanos estamos corriendo riesgo de perder algunas de las fuentes más valiosas de veneno. El tráfico ilegal de animales exóticos y el cambio climático hacen peligrar poblaciones de todas las especies. Muchas veces, los problemas corren más rápido que las soluciones.


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