Estrés, ataques de pánico y conspiraciones: así trabajan los moderadores en redes sociales

Varias investigaciones periodísticas sacaron a la luz que es un trabajo muy ingrato. Algunos analistas lo consideraron el peor trabajo dentro de la industria de internet.

Puede sonar insólito, pero hay gente a la que le pagan por estar todo el día revisando Facebook, Instagram o cualquier otra red social.

Ellos son moderadores de contenido, o sea personas que se encargan de revisar posteos aleatorios que otros usuarios comparten y asegurarse que no incumplan con las llamadas normas de convivencia que cada uno de los sitios tiene.

En promedio, estas personas revisan unas 8 mil publicaciones diarias. No pueden dedicarle más de 8.5 segundos a cada publicación; en ese tiempo los moderadores ven el contenido y lo categorizan.

El proceso funciona más o menos así: primero un usuario cualquiera denuncia un contenido. Esa alerta llega al equipo de moderadores que analiza el material y ahí puede o bloquear directamente el posteo o enviárselo a un equipo técnico para que tome la decisión.

El trabajo implica mirar durante horas contenidos que van desde violencia gráfica, desnudos y archivos de carácter sexual de todo tipo y color.

Aquí es donde empiezan los problemas. Por lo general, estos centros de datos son tercerizados por las grandes empresas y están en malas condiciones. Los moderadores se exponen a todo tipo de contenidos traumáticos y no reciben ningún tipo de contención o apoyo.

Según informes publicados este año en The Verge, los trabajadores que moderan el contenido de Facebook estaban traumatizados por imágenes o videos perturbadores, gráficos o contenidos extremistas.

Así, los empleados sufrieron estrés postraumático, ataques de pánico y también empezaron a creer en ciertas teorías conspirativas.

Si bien se aplican muchos mecanismos de inteligencia artificial para frenar contenido no deseado, la mirada humana todavía es necesaria porque las máquinas no son capaces de reconocer elementos sutiles, tampoco puede descifrar las intenciones detrás de algunas publicaciones.

De esta manera, la industria de los moderadores está en jaque.

 


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