Un equipo de la Universidad de Chicago se propuso saber cómo debía ser la cadencia -o ritmo- de caminata promedio que se debe realizar para mejorar las capacidades funcionales, que incluyen movilidad, fuerza, mejoras en la respiración, entre otros.
Un nuevo estudio comprobó que aumentar la cantidad de pasos por minuto al caminar —lo que se conoce como cadencia— puede mejorar significativamente la capacidad funcional de adultos mayores sin necesidad de modificar la duración ni la frecuencia del ejercicio.
Hay 14 pasos que son la clave para mejorar la capacidad funcional de los adultos mayores y no 14 consejos o acciones que hay que seguir para lograr esta mejora, sino 14 pasos reales, 14 casos de caminata, de un pie delante de otro y viceversa.
Un equipo de la Universidad de Chicago se propuso saber cómo debía ser la cadencia -o ritmo- de caminata promedio que se debe realizar para mejorar las capacidades funcionales, que incluyen movilidad, fuerza, mejoras en la respiración, entre otros.
Para responder a esto, analizó las caminatas de 102 adultos mayores que fueron divididos en dos grupos: el grupo uno caminó a velocidad paseo, normal y el grupo dos caminó con una intensidad elevada. Durante 12 semanas, ambos grupos completaron tres sesiones de caminata semanal de 45 minutos, guiados por asistentes entrenados.
La diferencia entre los grupos no fue el tiempo de caminata sino la intensidad. Mientras que el grupo uno caminó a un ritmo cómodo, el grupo dos fue incentivado a caminar “tan rápido como pudieran de forma segura”.
A lo largo de las sesiones, los investigadores midieron la cadencia mediante acelerómetros colocados en los muslos, lo que les permitió evaluar objetivamente el esfuerzo de cada persona.
Los resultados revelaron que quienes lograron aumentar su cadencia en al menos 14 pasos por minuto respecto a su paso habitual —por ejemplo, pasando de 76 a 90 pasos por minuto—, tuvieron un 10% más de probabilidades de mejorar su desempeño en la prueba de caminata de seis minutos, un indicador clínico clave para evaluar la capacidad funcional en adultos mayores.
En concreto, el 65% del grupo dos alcanzó mejoras en las pruebas clínicas frente al 39% del grupo uno.
Este resultado no solo refuerza la idea de que caminar es bueno sino que además suma un extra, no solo importa caminar, sino también cómo se camina y la cadencia o intensidad es la clave.
De esta manera, los investigadores remarcan que para los adultos mayores dar pasos más rápidos —sin aumentar el tiempo total de caminata— puede marcar la diferencia entre una vida limitada y una más activa e independiente y la respuesta está en sumar al menos, 14 pasos más.
