Estudio demuestra que los abejorros pueden adoptar comportamientos sociales y culturales de otros miembros de su comunidad

Aún queda resolver si estos conocimientos se pueden mantener a largo plazo.

Un estudio demuestra que los abejorros pueden adoptar comportamientos sociales y culturales de otros miembros de su comunidad, así como lo hacen los seres humanos.

Los humanos aprendemos a través de libros, videos, clases, pero, sobre todo, de la imitación a nuestros pares y del ensayo y error. Incluso hasta hace poco se pensaba que éramos los únicos con esta capacidad, pero la ciencia demuestra que el aprendizaje social y cultural también puede estar presente en otras especies. 

En este caso particular, cuando los científicos hablan de cultura se refieren a una fenómeno donde los comportamientos e ideas se aprenden en grupos sociales; es decir, a través de individuos de su misma especie. Pero, ahora, los abejorros demostraron una habilidad nueva: abrir una caja de rompecabezas de dos pasos para llegar a un terrón de azúcar. 

Para conseguir el premio, los insectos debían empujar la pestaña roja, girando la tapa en sentido antihorario alrededor de un eje central, pero la complejidad estaba en que  la pestaña roja no se podía mover a menos que se empujara primero la pestaña azul. 

En otros experimentos, los abejorros habían conseguido mover pelotas de madera y tirar hilos para sacar piezas, pero siempre fue en equipo, por lo que entrenarlas era más fácil. Sin embargo, todo fue más complejo cuando debían enfrentarse solas al acertijo giratorio mientras las demás abejas solo observaban, pero no participaban. 

De esta manera, las que habían sido entrenadas para otros experimentos pudieron resolverlo con mayor rapidez que las que era su primera vez. Esto hizo que los investigadores se cuestionaran si eran capaces de almacenar conocimientos y replicarlos. 

Definitivamente, lo lograron, incluso algunos abejorros observadores lograron modificar las técnicas de las abejas que habían estado observando. 

La complejidad del experimento aumentó cuando en lugar de tener dos recompensas, se quitó una. De esta manera, se les estaba pidiendo a los insectos que trabajen extra para luego obtener azúcar, incluso alejándose de la recompensa. 

También agregaron abejas desentrenadas que nunca habían visto el rompecabezas y automáticamente sus habilidades de aprendizaje social se activaron ante su compañera entrenada.  

Aún queda resolver si estos conocimientos se pueden mantener a largo plazo, lo que abriría nuevas puertas a cuestionarse si lo que hoy es innato, como la danza de las abejas o armar sus hogares, fue en su momento un pasaje cultural entre miembros de la comunidad.


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