Las alas de las mariposas esconden un sofisticado método de anti falsificación

Un grupo de científicos hizo un hallazgo imposible. Estudiaron mariposas y de casualidad se encontraron con que sus alas están compuestas por diminutas escamas que funcionan como un holograma único e irrepetible.

La ciencia avanza a pasos agigantados. Todo el tiempo la tecnología se está inspirando en lo que pasa en el mundo. El último hallazgo tiene que ver con la seguridad y al falsificación.

Descubrieron que las alas de las mariposas están compuestas por nano escamas que tienen un código parecido al de una huella dactilar. Estas escamas funcionan como un holograma con relieves.

No existen dos escamas iguales y cada ala tiene entre 100.000 y 200.000 escamas

Esas escamas son tan pequeñas que se podrían asociar a un código único e instalar en tarjetas y obras de arte sin sin percibidas, pero todavía no saben cómo lo van a aplicar. Estas estructuras microscópicas únicas son la clave para blindar tarjetas de crédito, llaves, documentos o incluso obras de arte.

El secreto de estas escamas fue descubierto por los investigadores del Instituto de Física de Belgrado, que desarrollaron la tecnología Teslagram, capaz de revolucionar la industria antifalsificación con estas estructuras biológicas.

Cada escama, de unos cien micrómetros de largo, unos 30 de ancho y unos dos de alto, es como una huella dactilar por tener relieves únicos, diferentes entre sí y de tamaño nano. Y no existe la tecnología que pueda hacer una copia de ellas.

Otra ventaja es que pocas mariposas pueden proteger un número elevadísimo de objetos. En una mariposa hay entre 100.000 y 200.000 escamas. Una de estas escamas es suficiente para proteger un objeto.

Estas diminutas escamas se quitan de las alas de las mariposas después de su muerte natural de forma que queden enteras para ser aplicadas en lo que se desea proteger.

La forma en la que esta escama se adhiere de modo seguro es diferente en diversos materiales, y es todavía un desafío para los científicos.

Todo comenzó en 2010 con la investigación de los colores de las mariposas, lo que dio la pista sobre el descubrimiento de la potencia de las escamas en la lucha contra la falsificación.

Los colores de las alas no se deben a un pigmento sino son el efecto de la interacción de la luz con las nanoestructuras de las escamas, y cambian dependiendo del ángulo del que se mira. Justo por ello suponen un holograma natural irrepetible.

Posiblemente dentro de menos de un año, se esperan los primeros clientes comerciales para el sistema de seguridad basado en las llaves protegidas por la tecnología de Teslagram.

 


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