Las hormigas siguen leyes de la física para construir y la ciencia quiere aprender su técnica para copiarla

Como si se tratase de un Jenga natural, las colonias de hormigas se van construyendo de tal forma que las cargas de peso se redistribuyen, forman arcos dentro del suelo y crean así un “mecanismo de blindaje” que reduce el riesgo de colapso.

Desde fuera pueden parecer sencillos montículos de tierra y arena que se asoman por encima del pasto. Pero si se presta la suficiente atención, los hormigueros son verdaderas ciudades bajo tierra habitadas por ellas, las hormigas.

Estos túneles se sumergen ramificándose y llevando a cámaras ubicadas metros bajo tierra y diseñadas especialmente para funciones muy diversas, pero fundamentales en el desarrollo de la vida de una colonia. Y algunas son estructuras tan, pero tan fuertes que pueden durar por décadas. Los hormigueron pueden medir hasta 8 metros de profundidad y albergar a más de 7 millones de hormigas.

Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences asegura que las colonias de hormigas siguen las leyes de la física del suelo para construir estos túneles largos y resistentes.

“Los secretos de estas hormigas arquitectas fueron desvelados por un análisis de rayos X en tres dimensiones y por modelos de computación que observaron la posición y el movimiento de los animales mientras excavaban”, explica una nota publicada en El País de España. Y agrega que todo esto “es posible gracias a un algoritmo de comportamiento que se fue adaptando y perfeccionando con la evolución de los insectos y les permite cavar túneles instintivamente sin que se derrumbe toda la estructura”.

Según detallan los investigadores, consultados por el diario madrileño, al principio de la investigación se creía que las hormigas podían seleccionar -gracias a algún tipo de aprendizaje- los granos de tierra y arena ideales para no comprometer la estabilidad de sus construcciones. Sin embargo, hallaron que todo este proceso y sus capacidades arquitectónicas son inconscientes y, por ende, las hormigas están programadas genéticamente para cumplir esta tarea.

Como si se tratase de un Jenga natural, las colonias de hormigas se van construyendo de tal forma que las cargas de peso se redistribuyen, forman arcos dentro del suelo y crean así un “mecanismo de blindaje” que reduce el riesgo de colapso.

De esta forma, las hormigas se unen para formar un superorganismo complejo y del cual la ciencia quiere aprender todavía más.

¿Con qué objetivo? Los investigadores creen que “entender y replicar estos algoritmos servirá en el futuro para crear robots de minería que simulen el funcionamiento de las hormigas y excaven el suelo de la Tierra y de otros planetas sin que haya riesgo de colapso”, detalla El País. También tendría usos para optimizar la producción agropecuaria y quién sabe qué otras aplicaciones podrían llegar a aparecer.


Las Más Vistas