Las moscas de la fruta y la hipótesis del sexto sabor, el alcalino

Estamos hablando de sustancias con un pH elevado, y cuya percepción le da la ventaja de evitar comidas y entornos potencialmente peligrosos. 

Los mamíferos, incluido el ser humano, comparten algo en común: todos son capaces de distinguir cinco sabores básicos. Dulce, salado, amargo, ácido y umami.

Sin embargo, la ciencia conoce bastante poco sobre cómo operan los sabores en el resto de los animales. ¿Y qué pasa con los insectos, por ejemplo?

Bueno, hay al menos una especie de ellos, la mosca de la fruta, que podría saborear incluso más que los humanos.

Según un estudio divulgado por la revista científica Nature Metabolism, un equipo de investigadores en la Universidad de California demostró que este insecto, la mosca de la fruta, detecta lo que podría configurar un sexto sabor: el alcalino.

Estamos hablando de sustancias con un pH elevado, y cuya percepción le da a las moscas la ventaja de evitar comidas y entornos potencialmente peligrosos.

Hasta ahora esta capacidad solo se había detectado en una especie concreta de escarabajo, y también se presume que los gatos pueden hacerlo.

Pero volviendo a la mosca de la fruta, esta especie suele ser una de las más habituales para estudios de laboratorios. Tanto es así que hace poco se creó un mapa de un cerebro de una de sus larvas. Allí se identificaron 15.000 genes, y uno de ellos -bautizado alka- “esconde las instrucciones para detectar la alcalinidad de una sustancia”, detalló el portal especializado Materia.

Las moscas detectan sabores usando el labelo, lo que sería su lengua, pero también sus patas en donde también tienen células receptoras gustativas. O sea que con apenas posarse sobre una superficie, ya pueden identificar su sabor.

Además, los científicos sugieren que esta habilidad no solo tiene que ver con la comida. Las moscas también perciben la alcalinidad del ambiente para determinar si poner allí sus huevos o no, ya que la mayoría de las sustancias alcalinas pueden ser potencialmente tóxicas.

Materia sugiere que “lo más probable es que lo descubierto en la mosca de la fruta también se halle en otros insectos y, por qué no, en los mamíferos”. Por lo que los estudios continúan para saber si los humanos también tenemos esta capacidad.


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