Los desafíos de 8K: ¿tecnología de vanguardia o experimento a las apuradas?

Los hitos de la televisión saltaron de su creación, al color, al HD, al 3D, al 4K y ahora al 8K.

Se estima que solo en 2019, la industria de los televisores de ultra alta definición alcanzó las 100 millones de unidades vendidas en todo el mundo.

El ritmo frenético con el que suben las ventas de pantallas le dio a este sector la fuerza suficiente como para concretar su próximo gran salto en materia de innovación: la tecnología 8K.

Para hacerse una idea, los televisores en 8K tienen una definición cuatro veces superior a los 4K. Esto quiere decir que dentro de la pantalla hay más de 33 millones de píxeles, que son la menor unidad homogénea de color. Como resultado, el espectador del otro lado podrá seguir viendo una imagen en alta definición a pesar de que se acerque muchísimo a la pantalla.

“Aporta mucho más realismo, una sensación inmersiva mucho mayor. Esto se aproxima más a la realidad, como cuando miras por una ventana, que no tienes las limitaciones de luminosidad que tienen los televisores”, detalló un especialista al portal Retina.

Ahora bien, ¿tiene sentido que se hayan empezado a comercializar este tipo de televisores? Algunos especialistas señalan que es demasiado pronto para pensar en esta tecnología por una sencilla razón: todavía no hay suficiente contenido creado en esta definición. Ni programas de televisión, ni películas, ni series, ni videojuegos. El 8K tampoco está estandarizado para filmar deportes o hacer transmisiones en vivo.

De todas formas, es cuestión de tiempo que la tecnología se extienda en la industria. De hecho, ya lo está haciendo con algunos teléfonos inteligentes que graban en esta definición. Aunque también podría pasar lo mismo que sucedió con los televisores 3D: fracasar y pasar la olvido.


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