¿Los Juegos Olímpicos más ecológicos en la historia? Las "medidas verdes" para mitigar la contaminación en Tokio 2020

Las medallas olímpicas, los podios, la villa olímpica y la antorcha, son cuatro ejemplos que demuestran que Tokio 2020 quiere mostrarse como un ejemplo de sustentabilidad.

Ya es una tendencia desde hace algunos años que cada vez que se organiza un gran evento internacional se calcule su impacto en el ambiente. De esta forma cuando se puso en marcha la planificación y ejecución de Tokio 2020 se calculó que el megaevento iba a generar 2,73 millones de toneladas de dióxido de carbono. Esto es más de lo que genera una ciudad como Vancouver en un año (2 millones de habitantes).

Sin embargo un nuevo informe de sustentabilidad dijo que la ausencia de público implica un 12% menos de emisiones. Se espera que se emitan 2,4 millones de toneladas de CO2. Para compensar el Comité Organizador de Tokio compró bonos de carbono, por ejemplo.

Según un estudio publicado en la revista Nature Sustainability entre 1992 y 2020 casi no se tomaron medidas sustentables en los Juegos Olímpicos. Los juegos de invierno de Salt Lake City en 2002 fueron los más ecológicos. Los de Río 2016 y Sochi 2014 fueron los menos ecológicos. De esta forma, Tokio 2020 tomó algunas iniciativas para ser más ecológico. Sin embargo algunos analistas creen que estas medidas son un “lavado de cara verde” y no solucionan problemas de fondo.

Además de tomar medidas a la interna de la organización -como comprar bonos de carbono y utilizar energías renovables para hacer marchar la competencia- los Juegos Olímpicos nipones también se encaminaron con algunos proyectos ecológicos que llamaron la atención de la prensa.

A pesar de que varios análisis internacionales aseguran que organizar una fiesta olímpica sigue siendo muy contaminante para el medio ambiente, aquí un repaso del llamado “green wash” de los Juegos Olímpicos.

El primer detalle está en las medallas olímpicas. Desde hace tres años, en Japón se están recolectando residuos electrónicos -como celulares, tabletas o computadoras- para extraer de ellos los metales necesarios para fabricar las medallas. Bajo esta iniciativa se logró reciclar la suficiente cantidad de desechos como para fabricar las 5.000 medallas que se van a repartir en la competencia. Se estima que la medida le dio una nueva vida a más de 6 millones de dispositivos con un peso de 79 toneladas de los que se extrajeron 32 kilos de oro, 3.500 kilos de plata y 2.200 kilos de bronce.

Los 98 podios también forman parte de la campaña de sustentabilidad. Fueron creados con una impresora 3D que los fabricó en base a plásticos reciclados recolectados en más de 2.000 puntos estratégicos de Japón y del océano.

La villa olímpica, que dio mucho que hablar en los últimos días, está dentro de la iniciativa. Fue construida en gran parte con materiales que luego serán desmontados y reciclados, incluidas sus afamadas camas. Los organizadores encargaron 18.000 estructuras de cartón capaces de resistir 200 kilos. Además, la energía que alimenta a toda la villa es generada con hidrógeno, una de las alternativas ecológicas más prometedoras ya que prácticamente no deja huella en el ambiente.

El 11 de marzo de 2011 un tsunami y un terremoto azotaron varias localidades de Japón dejando a su paso miles de muertos, heridos y desaparecidos. Pero la nación se levantó. Como medida de contingencia, el gobierno fabricó entonces viviendas temporales para alojar a los damnificados. Con el tiempo esas estructuras quedaron en desuso y su aluminio fue reciclado para componer la distintiva antorcha olímpica.

 


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