Más allá del hit: el poder de la música sobre el cerebro y las emociones

La música podría ser tan antigua como el Homo sapiens, que tiene 200 mil millones de años. Desde entonces la música atraviesa a todas las sociedad humanas. Y es por eso que viene siendo objeto de estudio de neurocientíficos, psicólogos y antropólogos.

Rock, pop, cumbia o jazz solo por nombrar un puñado de géneros musicales.

La música está en todas partes y los humanos tenemos contacto con ella incluso desde antes de nacer. Un ensayo publicado en la revista Frontiers in Sociology los investigadores aseguran que en el proceso de sociabilización de una persona, la música llega antes que el lenguaje. ¿Cuál es el ejemplo más concreto? El tarareo de una madre para calmar a su bebé.

Una investigación de la periodista Joana Oliveira asegura que “la hipótesis de que la música tuvo una función esencial en la formación y supervivencia de grupos y en la mitigación de conflictos es una de las más aceptadas”. Y agrega que incluso algunos estudiosos creen que la música es “un factor de cohesión social”. Es decir que “los humanos necesitaban organizarse para cazar y defenderse” y ante esa realidad la música “allanó el camino para que nos comunicáramos y compartiéramos emociones” cuando el lenguaje no estaba del todo configurado.

Al mismo tiempo, expertos en Psicología Social de la Universidad de Cambridge pudieron demostrar que la música puede ayudar a revelar aspectos sobre la personalidad de una persona. Luego de varios estudios entre personas que no se conocían, y basándose solo en la lista de sus 10 canciones favoritas, los especialistas concluyeron que se pueden identificar correctamente los rasgos de la personalidad de alguien basándose solo en su gusto musical. Es decir, que la música resultó ser una fuente confiable.

El portal especializado OpenMind publicó lo siguiente: “La ciencia también encontró una explicación para una función más instintiva de la música: hacernos sentir bien”. La música, reportó un artículo de la revista Nature, “actúa en el cerebro de manera similar a las drogas, el sexo o la comida. Las canciones activan el lóbulo frontal, producen dopamina y actúan en el cerebelo, que es capaz de “sincronizarse” en el ritmo de la música, lo que provoca placer”.

En ese sentido, la música también tiene una acción terapéutica. Existen varios estudios concluyentes que aseguran que la música aumenta las capacidades cognitivas y motoras.

En definitiva, la música es capaz de estimular al cerebro de maneras misteriosas y llevarlo por caminos que sin el estímulo musical no sería capaz de recorrer.


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