Aunque los trastornos depresivos son menos frecuentes en los hombres, la tasa de suicidio es el doble que las mujeres.
Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que más de 1.000 millones de personas viven con algún trastorno mental. El 80 % no recibe atención. En América Latina la prevalencia es de las más altas del mundo: 17,1 % de la población padece algún trastorno mental, una cifra superior al promedio global de 13,6 %.
Las mujeres concentran la mayor parte de los diagnósticos. Según la OMS, los trastornos de ansiedad y los depresivos son las afecciones más comunes en ellas 5,5 % y 4,8 % de prevalencia mundial respectivamente, frente a 3,3 % y 3,2 % en hombres. También las patologías alimentarias (anorexia y bulimia) muestran una marcada diferencia: 0,3 % en mujeres contra 0,1 % en hombres.
Estas brechas se acentuaron durante la pandemia, cuando la depresión y la ansiedad crecieron casi un 30 % entre mujeres, por encima del aumento registrado en varones.
Además, alrededor del 10 % de las embarazadas y puérperas experimenta depresión, con impacto en su salud y la del bebé.
En los hombres, predominan trastornos del neurodesarrollo y de conducta. La hiperactividad y déficit de atención (ADHD) afecta al 1,6 % de los hombres frente a 0,6 % de las mujeres, y los trastornos del espectro autista al 1,1 % contra 0,5 %. También son más frecuentes la discapacidad intelectual de origen idiopático y los trastornos de conducta.
Aunque los trastornos depresivos son menos frecuentes en los hombres, la tasa de suicidio es el doble que las mujeres.
La esquizofrenia es el trastorno con mayor costo individual; sin embargo, la depresión y la ansiedad generan pérdidas anuales mayores (aunque el costo por caso sea menor que en la esquizofrenia) estimadas en un billón de dólares a nivel mundial.
Además, el informe subraya que 8 de cada 10 personas con algún trastorno de salud mental no recibe el tratamiento adecuado incluso, se estima que a nivel mundial los sistemas de salud destinan en promedio solo 2 % de sus presupuestos a salud mental, con grandes disparidades entre áreas urbanas y rurales. De hecho, dos tercios de los países tienen un psiquiatra para más de 200.000 personas.
