El Meraxes gigas fue un gran carnívoro que fue apodado de esta forma como un homenaje a un dragón de la saga Juego de Tronos escrita por George R.R. Martin.
Brazos diminutos, cuatro toneladas de peso y gran carnívoro. Aunque esta descripción pueda recordar al famosísimo Tiranosaurio rex, en realidad se trata de una nueva especie de dinosaurio encontrado en Argentina, el Meraxes gigas.
Hasta ahora, se encontró un solo ejemplar, pero muy completo y en muy buen estado de conservación. “Como todo gran descubrimiento, este hallazgo que sacude este jueves la paleontología mundial y se publica en la revista Current Biology nació de una mezcla entre paciencia y suerte”, escribió el periodista especializado Federico Kukso en la Agencia Sinc. Y agregó que los investigadores comenzaron a trabajar en 2012 en Neuquén porque sabían que existían “buenas posibilidades” de hallar un dinosaurio carnívoro enorme porque en la zona fue encontrado hace casi 30 años el Giganotosaurus carolinii, uno de los dinosaurios carnívoros más grandes conocidos.
Estos fósiles hallados en la Patagonia argentina, finalmente dibujan el aspecto del Meraxes gigas, un dinosaurio del grupo de los carcarodontosáuridos que medía unos once metros de largo, pesaba más de cuatro toneladas, con dientes afilados y poderosas garras.
Los restos son de un ejemplar de unos 45 años, con un cráneo de casi un metro y medio de largo decorado con crestas, surcos, protuberancias y pequeños cuernos, propios de un ejemplar adulto.
La especie Meraxes gigas desapareció hace unos 85 millones de años, a finales del Cretácico Superior, cuando se produjo un “pequeño evento de extinción no masiva” que también acabó con otros dinosaurios de gran tamaño. La principal hipótesis apunta a un cambio climático, aunque los científicos no están del todo seguros cómo fue posible que los reyes de la cadena alimenticia desaparecieran tan deprisa.
Aunque tenía unos brazos desproporcionadamente cortos, como el Tiranosaurio Rex, “no hay una relación cercana de parentesco” entre ellos. De hecho, el dinosaurio argentino se extinguió 20 millones de años antes de que el Tiranosaurio se convirtiera en especie y, además, están muy alejados en el árbol evolutivo.
Sin embargo, los expertos apuntan como “llamativo” y curiosos que todas estas familias de grandes dinosaurios desarrollaran, de forma independiente, una evolución que tendía a tamaños corporales muy grandes, en algunos casos gigantescos, brazos muy cortos y cabezas proporcionalmente muy grandes.
La paleontología no sabe muy bien por qué se dio esta tendencia evolutiva, aunque es probable que, en especies más primitivas, los brazos hubieran cumplido un rol importante en la caza, pero con el tiempo estas funciones habrían mutado.
De lo que no hay dudas es de que alguna función tenían. Aunque los brazos fueran cortos, sus huesos eran muy robustos; además, la escápula y los músculos estaban muy desarrollados. Eso significa que los brazos servían para algo y no se encogieron porque fueran inútiles, pero la cuestión más difícil es saber cuáles eran exactamente sus funciones.
Algunos investigadores sugieren que su uso pudo estar relacionado con comportamientos reproductivos, como sostenerse sobre la hembra durante el apareamiento, o para apoyarse al levantarse, pero no hay consenso.
El estudio de este nuevo ejemplar podría ayudar a clarificar algunas incógnitas que orbitan alrededor de su especie y otras de la misma familia. Su misteriosa extinción y la explicación detrás de la evolución de su morfología son dos aspectos clave que ahora el mundo de la paleontología se empeñará en resolver gracias al Meraxes gigas.
