Un estudio reveló que un 56% de hombres y un 48% de mujeres sufrían esta fobia y que un 9% se sentían "estresados" cuando su celular se apagaba.
El apagón masivo de redes sociales del lunes, cuando Facebook, Instagram y Whatsapp no funcionaron durante siete horas, motivó tratar la "nomofobia". Se trata del miedo irracional a no tener acceso al teléfono celular ni tampoco a las redes sociales.
La nomofobia se identificó por primera vez en 2008 y su nombre proviene del término inglés "no-mobile phobia" (fobia a estar sin celular). El estudio lo realizó el gobierno británico ante la sospecha de que la abstinencia en el uso del celular estaba teniendo alguna clase de impacto en la salud mental. Los primeros datos arrojaron que un 56% de hombres y un 48% de mujeres sufrían esta fobia y que un 9% se sentían "estresados" cuando su aparato se apagaba.
“Temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas, objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión”. Con estas palabras es que la Real Academia Española define a las fobias.
Estos miedos irracionales existieron desde siempre, pero con el desarrollo de las tecnologías, nacieron nuevas fobias que se relacionan directamente con la innovación de los dispositivos electrónicos.
De esta forma, el uso diario y continuo de nuestros teléfonos móviles despertó lo que los expertos llaman nomofobia, que es una gran sensación de ansiedad o angustia cuando una persona pierde su celular, se le agota el crédito o la batería o le falta señal.
En los últimos años los fundamentos científicos detrás de la nomofobia cambiaron. “En la actualidad -detalla la BBC- la hipótesis más extendida para analizar este problema propone que el miedo puede ocurrir por cuatro factores principales: imposibilidad para comunicarse con otros, pérdida de conexión, incapacidad de acceder a la información y renuncia a la comodidad”.
En este sentido, no alcanza con tener una sensación de dependencia del teléfono. La nomofobia es un miedo más extremo que incide directamente en la vida cotidiana de quien la padece. Los estudios sobre el tema muestran que no solo afecta a las personas jóvenes, tal vez más sumergidas en el ecosistema digital, sino que lo hace en un porcentaje significativo y variado de personas.
Estas investigaciones recientes evidenciaron, según el medio birtánico, que la nomofobia “afecta negativamente a la personalidad del individuo, la autoestima, la ansiedad, el estrés y el rendimiento académico”. Esto puede derivar en otros problemas de salud mental y también física. De esta forma, algunos rasgos como la sensibilidad interpersonal, el comportamiento obsesivo compulsivo y la cantidad de horas diarias dedicadas a usar el teléfono pueden incidir directamente sobre el desarrollo de esta fobia.
En este contexto, son varias las organizaciones sin fines de lucro que reclaman por el desarrollo de programas educativos, sobre todo entre niños y adolescentes, que apunten a un uso criterioso de las nuevas tecnologías. “Esto implica la necesidad de implementar una adecuada competencia digital y una conciencia crítica respecto al uso de las tecnologías”, apunta una artículo en The Conversation. Y agrega: “A su vez, es recomendable que la persona en cuestión haga un autoanálisis del tiempo diario que dedica a usar su teléfono móvil. A partir de la autoconciencia, el sujeto puede decidir si necesita realizar ajustes”. Así, ante la duda, lo mejor es consultar con un especialista.
