Ropa, casas, cosméticos y mucho más: todo lo que promete la industria del cáñamo

En las últimas semanas escuchamos mucho acerca de la producción de cáñamo en Uruguay porque en julio  llegó a Suiza la primera exportación de cáñamo uruguayo.

También se supo del cáñamo esta semana cuando el presidente Luis Lacalle Pou inauguró en la localidad salteña de Colonia Garibaldi la planta de procesamiento de cáñamo medicinal más grande de América Latina.

En definitiva, la industria del cáñamo ya está pisando fuerte en Uruguay que responde a una tendencia internacional.

El cáñamo son las diferentes variedades de la planta de cannabis. Se puedan extraer cinco subproductos: semillas, biomasa, fibra, granos y flores.La concentración de THC se encuentra en la flor.

En Uruguay la mayoría de las empresas están concentradas en flores de CBD, un cannabidol medicinal.

“Las perspectivas modernas sobre el cannabis varían mucho entre culturas, pero está claro que la planta tiene un largo historial de consumo humano, medicinal, ritual y recreativo a lo largo de miles de años”.  Estas palabras fueron publicadas el año pasado en el diario The New York Times cuando los científicos finalmente pudieron comprobar que la planta de cannabis se empezó a utilizar con fines bien diversos hace por lo menos 2.500 años.

Existen registros de que las primeras civilizaciones utilizaron el cáñamo como una materia primera industrial sumamente versátil y que no necesariamente tenía que ver con el uso recreativo de sus cannabinoides psicotrópicos, aunque estos también se utilizaban en rituales místicos.

Según The New York Times, las fibras de cáñamo se utilizaron hace cuatro mil años para fabricar cuerdas, lonas de navegación y vestimenta.

Esa misma fibra que utilizaron nuestros antepasados y que durante años estuvo prohibida en la mayor parte del mundo, hoy es tendencia.

Más de 25 mil productos registrados en el mercado internacional utilizan algún extracto del cáñamo como materia prima. Según datos publicados en The Guardian, la industria textil es una de las más interesadas ya que permite confeccionar tejidos biodegradables muy resistentes y que utilizan menos de un tercio del agua que se necesita, por ejemplo, para producir algodón. Además,  arroja un rendimiento hasta 220% mayor.

Según publicó El Observador, el cáñamo también está siendo utilizado para producir alimentos veganos como aceite y leche con altos niveles de proteína.

En la industria constructora, el cáñamo industrial le está plantando cara al ladrillo, al cemento, al hormigón y a los aislantes sintéticos y los está cambiando por casas bioclimáticas con un menor impacto en el medio ambiente ya que la producción de la planta no erosiona el suelo, absorbe más dióxido de carbono que los árboles y no necesitan fertilizantes artificiales.

La belleza y los cosméticos también están llevándose su tajada en todo esto. La producción de productos para el cuidado personal derivados del cáñamo no para de aumentar y países como España ya proyectan facturaciones multimillonarias para los próximos años por lo que el cáñamo ya se ganó el apodo de “el oro verde de la cosmética”.

Todo esto sin contar los usos medicinales que ya son más conocidos, la generación de biocombustibles, celulosa para papel y hasta piezas aislantes que se aplican en la confección de vehículos de alta gama.

 


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