Tecnología al servicio de la moda: del vestido viral de Bella Hadid hasta telas que cambian según la temperatura

En los últimos años la alianza entre moda y tecnología se hizo cada vez más fuerte, a veces con resultados inesperados

La moda siempre fue un espacio para la innovación. Y si bien es una industria con un lado muy oscuro, a la que se le pueden achacar varias responsabilidades, también es una usina para la colaboración y el despunte creativo.

La tecnología siempre acompañó cada paso en la evolución de la moda. Desde la aguja y el hilo, hasta la máquina de coser. Sin embargo, en los últimos años esta la alianza entre moda y tecnología se hizo cada vez más fuerte, a veces con resultados inesperados.

Luego de que la imagen de un vestido de la marca Coperni, que se eyectó en vivo sobre la modelo Bella Hadid, diera la vuelta al mundo, toca repasar algunas otras innovaciones tecnológicas en la industria de la moda. Las más recientes tienen que ver con el mundo virtual y las fusiones entre el universo digital y el físico.

En este sentido, Auroboros es una de las marcas más calientes del momento. Hace pocos días presentó la primera colección de lujo cien por ciento digital, inspirada en estructuras vegetales y la anatomía humana y que tiene reminiscencias estéticas de películas como Avatar o Aniquilación. Otras grandes marcas de lujo, como Gucci o Balenciaga, también desarrollaron algunos diseños digitales que incluso se vendieron más caros que las prendas físicas.

Dejando de lado el plano virtual, existe lo que se conoce como “moda reactiva” y es la creación de materiales innovadores para confeccionar diversas prendas. Lauren Bowker es una diseñadora inglesa pionera en este rubro.

Ella es la responsable detrás de tejidos que se transforman según los niveles de polución en el ambiente, las corrientes de aire e incluso la temperatura. También diseñó, por ejemplo, una gorra que reacciona a la actividad cerebral de la persona que lo lleva puesto.

Algo similar sucede con la ropa deportiva. Varias marcas diseñaron remeras con sensores corporales que registran diferentes datos biométricos con el objetivo de potenciar los entrenamientos. O unas zapatillas de ballet, que recuerdan los pasos de los bailarines para ayudarlos a mejorar su técnica, además de unos championes deportivos que se “atan solos” y se ajustan a la anatomía de cada pie.

A todos estos ejemplos se le pueden sumar las prendas y tejidos creados con impresoras 3D o con desechos humanos, recursos que aparentemente llegaron al mundo de la moda para quedarse.


Las Más Vistas