Un viaje al corazón de la Tierra: las pistas científicas que guardan las piedras preciosas

Las piedras preciosas son, por definición, rocas, minerales o vidrios raros y de muy alta calidad.

Lujo, exotismo y poder. Pobreza, guerra y violencia.

En el mundo actual, las gemas y piedras preciosas tienen varias caras. Pero más allá de su belleza y su maquinaria de consumo, su verdadero valor es científico.

“Para los científicos, una gema es un mensaje en una botella, excepto que el mensaje es la botella misma, una pista brillante de las fuerzas físicas, químicas y tectónicas extremas que operan en la profundidad del planeta”, destaca un informe publicado en The New York Times. Y agrega que “las piedras preciosas nacen de la lucha, de matrimonios forzosos entre elementos químicos hostiles, y son lo suficientemente duras para sobrevivir a cataclismos que arrasan con todo a su alrededor.

En ese sentido, los científicos destacan que la Tierra es un “laboratorio químico increíble y gigante” del que todavía conocemos muy poco.

En el caso de la gemología, la ciencia que estudia las piedras preciosas, las reglas y descubrimientos transforman constantemente el conocimiento.

Uno de los últimos hallazgos más impactantes responde a un estudio que comprobó que los rubíes pueden surgir del choque entre masas continentales. Es así que los autores del estudio proponen rebautizarlas  como “gemas de placas tectónicas”.

Pero esta fascinación científica con las piedras preciosas no siempre fue tan así. En el pasado, los geólogos rechazaban la idea de estudiar las gemas, que eran considerados materiales “comerciales, burdos e indignos” de la academia.

 

Hasta que comenzaron a investigar cómo se formaban y quedaron fascinados. Las piedras preciosas surgen desde las capas internas de la esfera terrestre donde se mezclan átomos de diferentes elementos y minerales como cromo, carbón, fósforo, óxido de aluminio y nitrógeno. Estos mismos elementos son los que le dan forma y color a las piedras a través de diferentes procesos de calor y presión.

Pero más allá de las pistas sobre cómo funciona la Tierra bajo nuestros pies, la investigación de piedras preciosas también aceleró la industria de las gemas sintéticas, sobre todo los diamantes.

Los diamantes sintéticos se fabrican por impresión 3D y también recreando el proceso bajo tierra emulando la fuerza del planeta sobre un carbón sometido a altas temperaturas y presiones. Esto permite ahorrarse los dos mil millones de años que, en promedio, lleva la cocción natural de un diamante.

De esta forma, la industria tiene la excusa perfecta para seguir financiando los avances científicos sobre las piedras y todos los secretos que esconden hasta 400 kilómetros debajo de la superficie.

 


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