Vamping: la peligrosa costumbre de quedarse pegado a la pantalla del teléfono hasta la madrugada

Es un hábito para muchas personas, sobre todo para los adolescentes. Los especialistas que están estudiando el tema, consideran que se está convirtiendo en un problema,

Es probable que la escena sea bastante recurrente en los hogares con adolescentes. El o la joven se va a acostar y al momento que apoya la cabeza contra la almohada, en vez de finalmente dormirse, se queda horas y horas sumergido en la realidad paralela del teléfono.

A esta conducta se la conoce como “vamping” y no es más que el hábito de hacer un uso excesivo de los aparatos electrónicos como el celular, la computadora, la tableta o la consola de videojuegos justo antes de dormir.

Los especialistas empiezan notar que esto es un problema claro entre los adolescentes, que provoca un menor rendimiento escolar, principalmente, e incide en las relaciones con sus padres.

El término 'vamping', recogido del inglés, comenzó a utilizarse en 2016, asociado a la conexión a redes sociales durante la madrugada "como si fuera un vampiro", detalló una especialista en Intervención en Adicciones Tecnológicas a la agencia EFE.

Esta costumbre podría impactar directamente sobre la calidad del sueño y, por ende, en el resto de la salud.

“La luz de onda corta emitida por los aparatos que utilizamos antes de dormir es la que provoca los problemas al usar pantallas en ese momento. Nuestro cuerpo segrega melatonina para poder conciliar el sueño y lo hace dos horas antes de irnos a dormir. Si utilizamos aparatos electrónicos con luz, el cerebro entiende que aún es de día y no segrega esta hormona, ya que la luz detiene la producción, por lo que retrasamos el inicio del sueño y dormimos menos horas. Es lo que llamamos insomnio tecnológico”, explicó una neuróloga de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra al portal especializado OpenMind.

Este “insomnio tecnológico” podría traer aparejadas otras complicaciones como sobrepeso -la reducción de la melatonina también produce alteraciones metabólicas que aumentan el apetito-, estrés, cansancio, debilidad física, irritabilidad, lentitud en el aprendizaje, ansiedad y fatiga visual.

Además, la noche también es el momento más peligroso para los adolescentes en la web ya que es cuando se dan más casos de acoso en línea. También es cuando los jóvenes están más expuestos a la manipulación y a los contenidos tóxicos, dañinos y hasta ilegales.

Pero la cuestión no está en demonizar las herramientas digitales, sino en aprender y enseñar a hacer un uso saludable y responsable de ellas.

Los expertos enfatizan en que hay que fomentar desde que los niños son pequeños un buen uso de la tecnología ya que a diferencia de lo que les pasó a sus padres, ellos van a estar expuestos toda la vida a los dispositivos tecnológicos. La clave está en inculcar el autocontrol.

Al mismo tiempo, para combatir el vamping, los expertos recomiendan no dormir con el teléfono al lado e incluso dejarlo en otra habitación. Ponernos rutinas y horarios fijos para perdernos entre las garras del algoritmo y, sobre todo, ejercitar el arte de no hacer nada. En definitiva, pasarse 10 minutos en la cama sin hacer nada, relajados, es útil para que nuestra actividad cerebral sepa que es momento de descansar.