Disney se enfrenta a detractores por su apuesta a mayor diversidad en la narrativa de sus películas

Lo último que ocurrió es que una de sus películas, de Marvel, que pertenece a Disney, fue censurada en un país árabe por hacer referencia a una pareja homosexual.

La Casa Disney se enfrenta a detractores, sobre todo provenientes del ala conservadora de la política en Estados Unidos y el mundo, por una apuesta de mayor diversidad en la narrativa de sus películas, incluyendo a cada vez más personajes homosexuales u oponiéndose a medidas políticas que consideran discriminatorias.

La intención por historias y personajes más diversos le han significado varios éxitos de taquilla a la Casa Disney, como la historia fantástica situada en Colombia, “Encanto”, o “Pantera Negra”, la película de Marvel que por primera vez está protagonizada por un superhéroe afroamericano.

Pero a la hora de tratar la diversidad sexual en algunos de sus personajes, Disney se ha encontrado con fuertes oposiciones.

El año pasado “Eternals” generó revuelo con un “bombardeo de reseñas” negativas de parte de los espectadores más conservadores por retratar a un superhéroe gay besando a su esposo.

La recientemente estrenada “Dr. Strange” 2 fue censurada en países árabes porque Disney se rehusó a quitar una escena en la que una de las protagonistas, América Chavez, hace referencia a sus dos mamás. Son 12 segundos de película y eso fue suficiente para que no exhiban la película en Arabia Saudita.

A esto se suma el enfrentamiento de la compañía con las autoridades del estado de Florida que presentaron un proyecto de ley que limita la educación sobre identidad de género u orientación sexual en las escuelas. Se encontró con la oposición pública de Disney y se generó un conflicto que terminó con una amenaza de cambiar las reglas de independencia sobre los territorios donde opera Dinsey World en Orlando.

El CEO de Disney, Bob Chapek, escribió en un correo interno a los empleados de la compañía: “Nuestras historias diversas son nuestras declaraciones corporativas —y son más poderosas que cualquier tuit o esfuerzo de cabildeo. Estoy convencido de que nuestra capacidad de contar estas historias —y de lograr que se reciban con ojos, oídos y corazones abiertos— se vería afectada si nuestra empresa se convirtiera en un argumento político en cualquier debate”.


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