Varios artistas y activistas manejan la posibilidad de boicotear la ceremonia más importante de Hollywood.
La estatuilla es dorada, los nominados son blancos: la previa de los Premios Óscar comenzó a levantar polvareda semanas antes de que se celebre la ceremonia luego de que no hubiera ni un solo actor negro entre los 20 nominados, ni tampoco un director. El mexicano Alejandro González Iñárritu es el único nominado perteneciente a una minoría.
Es la segunda vez consecutiva que esto sucede, y distintos intérpretes y realizadores afrodescendientes protestaron y amenazaron con provocar un boicot. El director Spike Lee fue uno de los primeros en hacer pública su molestia, y luego lo siguió Jada Pinkett-Smith, actriz y mujer de Will Smith, quien se había manejado como un posible nominado por su trabajo en Concussion. Otros activistas y artistas se fueron sumando, entre ellos George Clooney, y hasta la presidente de la Academia, la afrodescendiente Cherly Boone Isaacs, se mostró consternada.
Además de Smith, en el año cinematográfico resaltó el trabajo de Michael B. Jordan en Creed, la secuela de Rocky, además del de Samuel L. Jackson en la última película de Quentin Tarantino, Los ocho más odiados, o el de Idris Elba en Beasts of No Nation, el primer largometraje de ficción de Netflix. Elba había sido nominado por los Bafta -los Óscar británicos-, los premios del Sindicato de Actores y los Globos de Oro.
En la historia total de los premios, tan solo 25 actores y actrices negros fueron nominados de entre 1.760 hasta la fecha; es decir que totaliza solo un 1,5%, cuando la población estadounidense tiene un 12,5% de afrodescendiente. La última en recibir un premio fue Lupita Nyong'o, por su papel en 12 años de esclavitud.
En la edición 2015 de los premios se hizo popular el hashtag #OscarsSoWhite, Óscar tan blancos. La etiqueta se repitió ahora.
