Rambo vuelve a la gran pantalla con su última sangre

Sylvester Stallone vuelve en su característico rol de hombre de acción para combatir narcos mexicanos.

A 37 años de su debut estelar, esta semana llega finalmente a la pantalla local la quinta y supuestamente última entrega de la saga del ex boina verde en Vietnam Rambo: Last Blood

Si bien quizá alguno abandonó la continuidad de este personaje, vale recordar que Stallone había retomado la vincha de Rambo para vivir una nueva aventura en la madurez hace poco más de una década atrás, poniéndose tanto delante como detrás de la cámara.

La primera trilogía, sangrienta y propagandística, así como supo servir la saga de Rocky, fueron claramente el brazo armado de Reagan y un instrumento ideológico para tapar los pecados bélicos y la masacre vietnamita. A pesar de lo evidente del instrumento político, aquellas cintas de acción regadas sangre y xenofobia escalaron en la taquilla mundial.

Y esta no es la excepción, Last Blood es hoy una cinta pro Trump que vuelve a alimentar la mirada criminalista del mundo latino y por sobre todo del mexicano de frontera: inmoral, mercenario y voraz.

Argumentalmente el nuevo episodio no es más que un refrito de la primera Venganza de Liam Neeson, dejando de lado la sutileza y agregando vísceras por el aire a este western de acción

La trama se ambienta en un pueblo fronterizo con México en el que John Rambo vive el retiro junto a su sobrina postiza de ascendencia latina a la que compone la española Paz Vega y la abuela de ésta, María encargada de la higiene y la comida del hogar. Rambo, al que una vez más compone el republicano Stallone a los 73 se ocupa de los caballos, el orden del establo y un curioso laberinto subterráneo donde se refugia de los fantasmas del pasado.

Cuando su sobrina va tras el rastro de su padre abandónico es capturada por una mafia local dedicada a la trata de blancas, que lideran los temibles hnos. Martínez: a los que dan vida Sergio Peris Mencheta y Oscar Jaenada. Y como no podía ser de otra manera, su tío Rambo, Juanito del otro lado de la frontera va en su búsqueda y venganza. La distancia más grande con aquella Taken de Pierre Morel es que Rambo reemplaza la implacable sutileza de Bryan Mills (el personaje de Neeson) por métodos más despiadados y la tortura atroz de su enemigo.

Lo curioso del trabajo de Adrian Grunberg, director de Vacaciones explosivas y asistente de Mel Gibson en Apocalypto es que intenta humanizar o desarrollar una profundidad psicológica de los personajes o abrir subtramas que después él mismo descartará después.

A diferencia del resto de la saga, aún más del antecedente reciente que hace 11 años dirigió el propio Stallone, es que aquí el grueso de la acción se amontona hacia el final de la cinta con estallidos gore, vísceras, masacre y hasta la amputación del corazón.

Si creías que ibas a ver a Rambo en una mecedora de madera… estabas en lo cierto, pero no antes de arremeter contra todo un batallón.

La película dura 1 hora 40 y es apta para mayores de 18 años.


Las Más Vistas