Brasil superó 3 a 0 a Rusia en un amistoso en Moscú

Paulinho fue figura con un gol y una asistencia en un partido en el que Neymar no jugó por lesión.

Brasil se impuso este viernes 3-0 a Rusia en el amistoso disputado en el estadio Luzhniki de Moscú, palco de la apertura y el cierre del Mundial-2018, al que llegó sin su estrella Neymar, de baja hasta mayo por su lesión en el pie.

La Seleçao echó de menos al 'crack' especialmente en la primera parte, donde pese a tener el balón no consiguió ser agresiva. Pero la 'canarinha' entró en calor tras el descanso y no tardó en adelantarse con un tanto del zaguero Miranda en el 52. Poco después Philippe Coutinho, de penal en el 62, y Paulinho en el 65 completarían la victoria.

"Salgo feliz por la actuación. Salgo feliz porque enfrentamos a una Rusia que no solo marcó abajo, sino que también fue agresiva, vino al choque, a veces presionó arriba en la salida del balón generando dificultades", valoró Tite tras el encuentro, destacando las 24 finalizaciones de su equipo, que anotó sus tres tantos en menos de 15 minutos.

En el estadio donde todos sueñan con levantar la Copa el 15 de julio, Brasil se probó ante los anfitriones, pero sobre todo, ante sí misma sin Neymar.

Con su estrella animándoles por las redes sociales desde su mansión de Rio, el renacido grupo de Tite, aquel que en menos de dos años consiguió pasar de los infiernos a llegar favorita a Rusia, arrancaba su quinto partido sin su estrella.

Y no iba a ser fácil. Pese a las precauciones del técnico, 'Ney' es omnipresente en la Seleçao, incluso cuando no está. Ocupando su hueco en la izquierda arrancó el extremo de la Juventus Douglas Costa, con Coutinho en el centro, Willian por la derecha y Gabriel Jesús en la punta.

Un ataque con garantías al que, sin embargo, le costó fluir. En la primera parte todo el juego fue para una Seleçao que prometía subirle la temperatura a una tarde helada cuando un despierto Gabriel Jesús se plantó solo ante Akinfeev a los cuatro minutos, amenazando con el primero.

Se salvaron los anfitriones, que siempre supieron a qué habían venido esta tarde al Luzhniki. Con su equipo mermado por las lesiones, Cherchesov lo apostó todo a una defensa férrea dejando la creatividad para otros.

Intentaron aprovecharse primero Coutinho y después Willian, que se quedó prácticamente solo ante el arquero, pero a la Seleçao le faltaba chispa para incendiar el muro ruso.

Andaban tan preocupados los brasileños, que apenas dieron importancia a la primera llegada de los locales a la media hora.

Pero abierto el camino, Rusia se iría viniendo arriba y primero Samedov tras un fallo de Alves y después Miranchuk, con un tiro que se fue alto en la mejor ocasión hasta entonces, casi les amargan el viaje.

A Tite se le tensaba el gesto bajo el abrigo negro que le protegía del frío, mientras confirmaba los temores que traía de casa: las defensas de cinco aún se le atragantan a su Seleçao.

- Combustión -

Pero era cuestión de tiempo que prendiera la pentacampeona del mundo, y Brasil entró en combustión tras el descanso. No habían pasado ni dos minutos cuando en una gran jugada que partió de Douglas Costa, Coutinho le dio la primera pista a Akinfeev de que su suerte había cambiado.

Había entrado en calor el centrocampista del Barcelona, ya con el mapa para enloquecer a las líneas rusas. El más rápido fue, sin embargo, el veterano Miranda, que acabaría llevándose el gato al agua en el 52, poniendo el primero tras el cabeceo de Thiago Silva a un cruce de Willian.

Bien colocado en el área pequeña, el central abrió el marcador y la lata de Brasil, que se sacaba así un enorme peso de encima.

"El partido realmente estaba difícil, nuestro equipo sufrió muchos contraataques. Felizmente, supimos soportar bien los momentos difíciles del partido, tuvimos suerte en una acción a balón parado", comentó después el zaguero del Inter de Milán a la cadena SporTV.

Más ligera, la 'canarinha' por fin se sentía a gusto y desprendía ese peligro que hace justo un año le dio el primer boleto para la Copa. Los anfitriones, desconcertados, se temían lo peor cuando Golovin llegó tarde para detener una internada de Paulinho en el área.

Fue penal y el segundo de la Seleçao, esta vez, en las botas de Coutinho, que ponía el partido completamente de cara en el 62.

Aún quería más la Seleçao, que no dejó pasar ni cinco minutos para arreglar una cuenta que había dejado abierta. Después de haber rozado el gol en un par de ocasiones, Paulinho no quería irse de Moscú sin el suyo y, tras una gran jugada de Willian por la derecha, el atacante del Barça, uno de los rescatados por Tite, se dio el gusto de poner el tercero y el séptimo de su cuenta en la nueva era del seleccionador, igualando a Neymar.

Sigue liderando en esa etapa Gabriel Jesús, con ocho tantos, discreto sin embargo en Moscú y sustituido por Firmino.

Con el partido sentenciado, Rusia rozó el gol del honor en el 76 pero Thiago Silva logró evitar in extremis un tanto casi hecho de Miranchuk.

Salvado el trámite en Moscú, Brasil parte ahora rumbo a Berlín para otra experiencia terapéutica: el reencuentro con Alemania tras el traumático 7-1 de la Copa que perdió en casa.

(AFP)


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