La década del '50 marcó el deceso de un color de uniforme alternativo y el comienzo de otro.
En el Mundial de 1950, celebrado en Brasil, la selección local jugaba el partido definitorio ante Uruguay vistiendo blanco, como equipo alternativo. El partido fue una sorpresiva derrota para los locales y significó el segundo título mundial uruguayo, también conocido como “El Maracanazo”, en base al estadio de Maracaná, donde se jugó ese partido.
Los brasileños resolvieron nunca más usar el blanco para jugar, porque lo entendían como mala suerte.
La historia del uniforme alternativo azul es otra. Brasil iba a jugar la final del Mundial de Suecia 1958 ante los anfitriones. Antes de jugarse el partido se notó un inconveniente: ambos seleccionados tenían uniforme amarillo.
Como los brasileños no tenían remeras de repuesto, enviaron al utilero a comprar uniformes. Sabiendo que no debía comprar blanco, encontró en una tienda solamente uniformes azules.
Fue entonces que el seleccionado del joven Pelé se coronó campeón mundial por primera vez al ganar 5 a 2.
