Los goles sirvieron para calentar el frío de este lunes.
A la hora del partido el lunes quedó con pinta de domingo o de feriado.
La pausa futbolera de la mañana dejó las calles semivacías.
Unos lo vieron en casa, otros en los bares, otros en la oficina.
Todos con las antenas apuntando a Rusia.
Casi todo Montevideo quedó delante del televisor.
Muy pocos siguieron con su ritual de un día laboral cualquiera.
Y algunos repitieron el ritual de cada vez que juega Uruguay.
Después de los dos primeros goles, la ciudad entró en calor y lentamente volvió a su lunes de siempre.
El tercer gol terminó de sacar el frío de la mañana.