En esta nueva encuesta de la consultora Deloitte se confirma que los empresarios tienen una visión negativa sobre la situación económica actual, pero por primera vez en varias mediciones las expectativas sobre el desempeño futuro de la economía y el clima de inversiones mejoraron.
Esta encuesta la contestan mayormente directores y gerentes generales de compañías medianas y grandes, tanto nacionales como extranjeras. Es decir, los grandes tomadores de decisiones del sector privado.
Visión actual
Siguen prevaleciendo percepciones mayormente negativas respecto a la evolución reciente de la economía, aunque aparecieron más respuestas neutras que en las dos ediciones pasadas.
Solo 12% evalúa que el clima de negocios es bueno, y nadie asegura que es muy bueno. Los ejecutivos de sociedades de capital nacional son más críticos respecto de este tema.
Futuro
En las respuestas sobre el panorama futuro la mejora de expectativas fue más contundente. El porcentaje de respuestas negativas bajó en aproximadamente 20 puntos respecto a las dos mediciones previas.
Pese a esa mejora de expectativas, los ejecutivos aguardan – en promedio – un crecimiento del PIB muy magro. Los empresarios también mantienen expectativas de crecimiento de mediano plazo (2%).
Las expectativas sobre la situación general de las empresas el próximo año continuaron mejorando. Creció sensiblemente el porcentaje de empresas que espera una mayor producción el año que viene. También resultaron más optimistas las respuestas sobre la rentabilidad y la inversión de las propias empresas el año próximo, pero siguen predominando juicios neutros.
Los ejecutivos siguen reticentes a incrementar la dotación de personal en sus empresas.
La mayoría de los consultados espera operar con una plantilla laboral similar, pero aproximadamente un tercio prevé reducirla.
El bajo crecimiento del volumen de negocios continúa siendo el principal elemento que señalan los ejecutivos como condicionante del nivel de empleo en sus empresas.
Conclusiones de Deloitte
Lo ven como una oportunidad para el próximo gobierno, ya que los ejecutivos parecen positivamente predispuestos a los cambios que pueda introducir.
De todos modos, consideramos también que la velocidad y la efectividad con la que las nuevas autoridades aborden los asuntos de la agenda económica serán claves para consolidar este incipiente cambio de expectativas, así como para que éste tenga como correlato mayores niveles de inversión, un ritmo de crecimiento más significativo de la economía uruguaya y una mejora del panorama del mercado de trabajo
