La situación inflacionaria en el Uruguay

Laura Raffo nos explica en su columna los detalles a la reciente tendencia bajista de la inflación.

Por segundo mes consecutivo la inflación se mantuvo baja y se situó en el rango prometido por el gobierno. Y esto es noticia porque hacía siete años que no sucedía.

¿Podemos esperar que la inflación siga en el rango en lo que queda del año?

Podemos esperarlo.

La inflación en términos de doce meses se redujo desde 6,7 % en marzo hasta 6,5 % en abril. Esto es un cambio en la tendencia. Fíjense lo que venía sucediendo.

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En los últimos años fue prácticamente imposible mantener controlada la inflación en el rango, pero ahora gracias sobre todo a la baja del dólar y su impacto en la canasta de consumo, la inflación finalmente se ajusta.

De todas maneras la inflación es el promedio del crecimiento de precios de la economía, pero hay rubros que nos siguen pareciendo caros o que suben más.

Entonces, ¿cómo se calcula exactamente la inflación?

En Uruguay la inflación es calculada y publicada mensualmente por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Se toman en cuenta dos factores:

  • En qué rubros gastan su dinero los hogares (vivienda, salud, alimentos, transporte, comunicaciones, esparcimiento, etc.)
  • Cuáles son los precios de esos bienes y servicios

Estimar la estructura de gasto de los hogares no es tarea sencilla: implica realizar una encuesta en todo el país para determinar en qué utilizan el dinero las familias. A partir de esta encuesta (llamada de Ingresos y Gastos) se calcula una canasta de consumo promedio y estos datos van  actualizándose con otras fuentes de información.

¿Y en qué gastamos los uruguayos? ¿En qué rubros se nos va más el dinero?

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Cada uno de estos rubros tiene a su vez subgrupos que ponderan de distinta manera.  Por ejemplo, en el rubro Alimentos y Bebidas la carne se lleva la tercera parte del gasto, mientras que las verduras solo la décima parte. A su vez,  estos gastos van desagregándose hasta el punto de llegar a productos específicos como por ejemplo las zanahorias, que pesan un 0,15 % en el total de la canasta.

Con esta canasta de consumo en mano, que como vimos detalla hasta cada producto, lo siguiente es relevar los precios de los distintos artículos mes a mes para ver cuánto se encarecieron. De esta manera se construye el Índice de Precios al Consumo (IPC). Si el IPC sube de un mes a otro, es decir, si se encarecen los precios, tenemos inflación. En caso de que en vez de encarecerse se hayan abaratado tendremos deflación.

Hay precios que subieron más que la inflación promedio y otros menos. ¿Qué ha sucedido en este último año?

En los últimos  doce meses los precios que más han aumentado son los de las bebidas alcohólicas y tabaco (12 %) y los de la educación (11,3 %). Pero también aumentó casi 9 % el costo de la vivienda, que incluye alquileres y gastos de mantenimiento, así como electricidad, agua, gas, etc.

Entre los que menos se encarecieron están los alimentos, porque recordemos que a comienzos del año pasado habían tenido una fuerte suba por las malas condiciones climáticas.

Pese a este descenso de la inflación y a la baja sustancial del dólar, la confianza del consumidor aún no muestra grandes signos de recuperación. De hecho, se mantiene aún en zona de pesimismo moderado.


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