Los efectos de la deficiencia de agua en el sector agropecuario

Laura Raffo analizó los efectos de la falta de agua en los suelos uruguayos y sus repercusiones en la producción agropecuaria.

Crece cada día la preocupación por falta de lluvias, que ya está afectando a la producción ganadera y agrícola. En Tacuarembó se declaró estado de emergencia agropecuaria y por ahora no hay pronósticos de que esta situación se revierta.

Este miércoles el INIA publicó una actualización de cuál es el estado de los suelos en Uruguay en los primeros diez días de febrero. La situación es muy comprometida.

Fíjense cómo queda coloreado el mapa de Uruguay según el índice de agua disponible.

Este índice toma en cuenta el tipo de suelos, las precipitaciones, las temperaturas a las que se vieron sometidos.

En rojo están marcadas las zonas en las que el agua disponible es menos del 20 %. Se trata de las regiones norte, noroeste, centro y parte del litoral.

En amarillo entre 20 % y 40 % de agua disponible, en casi todo el mapa. Y solo en Maldonado y una parte de Lavalleja es verde, es decir, entre 40 % y 60 %.

¿De qué manera está afectando esto a las distintas producciones agropecuarias del país?

La falta de agua está afectando mucho a la soja de primera que es la que está en floración y necesita más agua para formar la chaucha y el llenado del grano.

Los productores estiman que el rendimiento por hectárea bajará de 2.500 a 2.200 kilos, es una caída de un 12 %, en el principal cultivo de Uruguay.

La soja fue le tercer producto más exportado por nuestro país en 2017, luego de la carne y la celulosa.

La cosecha 2016/2017 tuvo registros récord de producción y generó un incremento en los volúmenes exportados de 40 % respecto a 2016. Se vendieron unos 1.200 millones de dólares.

En el maíz temprano también hay falta de agua. Es maíz es más sensible a la falta de agua. La gran mayoría no tiene riego. Rendimientos de 4.000 kilos por hectárea contra 8.000 kg/há.

También se están generando dificultades a nivel de la ganadería…

La sequía no afecta solo a los cultivos exportables, tiene una consecuencia directa en las pasturas y el forraje que se utiliza para alimentar el ganado.

En los establecimientos productores de carne, los controles veterinarios realizados en vaquillonas y vacas ya notan menor fertilidad. Esto implicará, menor preñez, menor nacimiento de terneros y por lo tanto menor productividad por hectárea en los campos ganaderos. Esto afecta primero la exportación de ganado en pie y va a afectar la faena de futuros años ya que los novillos que van a frigorífico son de dos años y medio.

Finalmente, la seca también afecta la lechería. La vaca lechera ya empezó a consumir las reserva de forraje destinada al invierno porque no hay pastura apta. Esto genera una dependencia muy importante de lo que suceda en otoño con el clima porque pueden terminarse las reservas de forraje.

Se afecta la rentabilidad porque habrá que adquirir más forraje.

Recordemos que la producción lechera comenzó a recuperarse en los últimos meses, luego de una severa crisis.


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