Se trata de un factor que seguramente va a influir en la votación de este domingo, ya que se sabe que la economía es indivisible de la política.
La confianza del consumidor uruguayo respecto de su situación económica y su predisposición a gastar está mucho más deteriorada hoy que hace cinco años atrás.
Recordemos que los indicadores de confianza del consumidor se calculan en todos los países ya que marcan como va a actuar el consumidor, si va a gastar o no, cómo van a vender los comercios y cómo se va a comportar la economía.
La evolución de la confianza en Uruguay
Viene evolucionando a la baja. Hace cuatro años cae en zona de pesimismo y en agosto del 2018 alcanzó el mínimo de los últimos once años. De cara a las elecciones, hubo una recuperación.
Para elaborar el índice a los consumidores se les preguntan tres cosas: cómo ven la situación económica del país, cómo ven su situación y si están dispuestos a comprar bienes de consumo durable como ser electrodomésticos, autos, cosas que representan un gasto importante.
Mejoran las perspectivas acerca de las “condiciones futuras” junto a un nuevo deterioro de la percepción sobre las “condiciones actuales”. Este comportamiento denotaría el efecto del ciclo electoral, que en el marco de la campaña alentaría expectativas de mejoras económicas futuras. Pese al mayor optimismo acerca del futuro, el consumidor continuaría cauto en materia de gasto, y por tanto sin capacidad de dinamizar la economía por esta vía.
