Grado inversor: un tesoro que hay que preservar

Es una calificación muy valiosa para los países porque le da garantías a los inversores de que se les devolverá el dinero que le prestaron al país.

Esta semana el grado de inversión de Uruguay volvió a estar sobre la mesa. Es una calificación muy valiosa para los países porque le da garantías a los inversores de que se les devolverá el dinero que le prestaron al país.

Uruguay perdió el grado inversor con la crisis de 2002 y volvió a recuperarlo tiempo después, cuando pasó el viento de frente y el escenario económico se volvió sostenible y predecible.

Esta semana la economista y asesora del sector “Todos” del Partido Nacional, Azucena Arbeleche, brindó una entrevista al semanario Búsqueda.

Para Arbeleche, la pérdida del investment grade puede ser parte de la herencia para el próximo gobierno.

¿Por qué? Explica en la entrevista que hay un grave problema fiscal (el déficit es de un 4 % del PIB) a lo que se suma el nivel de endeudamiento para financiar el gasto (se necesitan 3.400 millones de dólares este año y un poco menos el que viene).

Agregó que la calificación de Uruguay está en el borde del grado inversor y que no perderlo demanda una mejora fiscal.

El ministro de Economía descartó la necesidad de un nuevo ajuste fiscal, subrayó que la meta de 2,5 % de déficit se alcanzará a inicios de 2020 y precisó que los números del gobierno central ya están caminando en ese sentido. Los últimos datos de las cuentas públicas muestran que hoy están pesando bastante los intereses de deuda que paga el Banco Central.

Pero aquí las que prenden luz verde o roja son las calificadoras. Vamos a ver cómo lo tienen a Uruguay posicionado y qué dicen.

Cinco son las que miden al país. Dos lo tienen parado en grado de inversión y tres un escalón por encima. ¿Puede caerse de ahí?

Hay dos cosas importantes sobre las que tomar nota:

Primero, a la calificación se suma la perspectiva y en el caso de Uruguay es estable. Por lo general, las calificadoras antes de bajar la nota bajan la perspectiva y hasta ahora todas la han mantenido. Hay que estar atentos a futuros reportes.

Segundo: las calificadoras, así como han destacado logros, ciertamente han manifestado preocupación por el déficit fiscal y por lo pesado del gasto y sus cortos márgenes para achicarse.

Aquí lo que juega es la credibilidad hacia el país. Hay un voto de confianza y eso es lo que se debe sostener con resultados. El Gobierno confía en que podrá lograrlo. Una de sus herramientas fue promover una Rendición de Cuentas comedida, que elevó el gasto en apenas un 0,25 %.

Pero esto es como un reloj de arena: la variable que juega es el tiempo, que corre mientras las condiciones de acceso a financiamiento  son cada vez más difíciles. Todos, analistas y gobiernos, coinciden en algo: el grado inversor es un tesoro que hay que preservar.


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