Cientos de líderes mundiales se dieron cita en el Soccer City Stadium, en Soweto, para despedir al gran Madiba.
El sol casi siempre brilla en Sudáfrica, pero esta vez dejó lugar a una lluvia fuerte poco frecuente en esta época del año. Para los sudafricanos la lluvia durante un funeral es una bendición de los dioses.
La ceremonia comenzó con retraso. Entre los invitados se destacaron estrellas del cine y de la música y la gran familia Mandela, con hijos, nietos, bisnietos y esposas. El abrazo apretado de las dos mujeres más importantes en la vida de Nelson Mandela, su viuda y su ex mujer, fue uno de los momentos de mayor emoción en la ceremonia.
La mayor concentración de líderes mundiales en la historia de Sudáfrica fue una muestra incontrastable del prestigio de Mandela. El primer líder extranjero en hablar fue el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, y dijo: “el mundo perdió un mentor que enseñaba con el ejemplo. Un hombre que odiaba al odio y no a las personas”.
Barack Obama fue el más ovacionada. Subió al podio para agradecer a Sudáfrica por haber compartido a Mandela con el resto del mundo. “No va a existir otro Nelson Mandela, él me quiso hacer ser un hombre mejor” expresó el presidente de Estados Unidos.
Los discursos siguieron en varios idiomas y los homenajes continuarán por una semana.
En el Soccer City, una imagen quedará para la historia. Fue el primer apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro, un legado de reconciliación que está más vivo que nunca.
