Igualmente las autoridades afirman que hay algunas tímidas señales que la pandemia cede.
Desde el primer caso registrado el 26 de febrero y el primer deceso, el 16 de marzo, los balances llegaron a más de 4.000.000 de infecciones y más de 124.000 muertos, con un aumento de casi 44.000 casos y 834 fallecidos en las últimas 24 horas.
Tras varios meses en una meseta con un promedio diario de más de mil muertos, el gigante sudamericano registra una leve disminución desde finales de agosto. En la última semana una media de 869 muertes y 40.000 contagios al día.
Aún así los habitantes de Brasilia intentan seguir con su vida diaria.
“Necesitamos volver a la normalidad, a trabajar, pero siguiendo todas las restricciones que deben seguirse, continuar con el desinfectado, uso de mascarilla, alcohol. Tranquila no, tengo bastante miedo porque así, aquí las personas no dan mucho valor a eso, las personas continúan yendo por la calle, no sigen la cuarentena que tiene que ser hecha. Normalmente tendrías que quedarte en casa y sólo salir en caso de emergencia”, explicó Rosane Pereira, trabajadora de una tienda de cosméticos.
El Ministerio de Salud afirma que los números revelan una "caída" en la curva, pero los especialistas independientes sugieren cautela.
Además, por ser un país de dimensiones continentales, la curva nacional debe ser leída como un "resumen de 27 epidemias diferentes", una por cada estado.
Con 212 millones de habitantes, Brasil tiene un índice general de 589 decesos por millón de habitantes, pero hay contrastes entre la región sur que tiene 309 y en la región norte hay 746.
Tras la reactivación comercial y la reapertura de bares, restaurantes, gimnasios e iglesias con normas de higiene y distanciamiento social, numerosas ciudades estudian cómo y cuándo reabrir las escuelas, que suspendieron sus actividades en marzo.
