Desde los años ‘80 hubo más de 2.000 denuncias, pero ninguna prosperó en la Justicia.
La audiencia se da décadas después de conocerse que muchos recién nacidos fueron arrebatados de sus padres y declarados muertos, para ser entregados a familias adoptivas, de preferencia cercanas al régimen y muchas veces con la complicidad de la Iglesia Católica.
En el banquillo se sentó Eduardo Vela, un obstetra retirado de 85 años de edad, acusado por Inés Madrigal de haberla separado de su madre biológica y falsificar su acta de nacimiento en junio de 1969.
Unos 50 manifestantes aplaudían a Madrigal frente al juzgado. Entre ellos, algunos directamente afectados por el robo de niños.
A pesar de la magnitud del escándalo, denunciado por primera vez en la prensa en los años 80, ninguna de las más de 2.000 denuncias de hechos similares ha llegado a buen puerto.
