El conflicto político entre Irán y Estados Unidos se traslada a otro escenario: las vacunas contra la Covid-19

Ahora la República Iraní ha prohibido todos los fármacos procedentes de Estados Unidos, incluida la vacuna para frenar la pandemia por coronavirus.

La vacuna contra la Covid-19 se ha visto inmersa en el conflicto entre Irán y Estados Unidos. Aunque es el país más afectado por la pandemia de Oriente Medio, la República Islámica ha optado por prohibir los fármacos estadounidenses y confiar en otros todavía en desarrollo.

El líder supremo, Alí Jameneí, fue el que dio la noticia. En un discurso hace unos días, sorprendió asegurando que las vacunas producidas en EE.UU., en especial la de Pfizer, "no son confiables" y puede que busquen "contaminar a otras naciones".

"La importación de las vacunas estadounidense y británica al país está prohibida (...) Si los estadounidenses hubiesen podido producir una vacuna, ese desastre de coronavirus no habría ocurrido en su propio país", subrayó el líder de Irán, donde la Covid-19 ya ha causado más de 56.000 muertes y 1.300.000 contagios.

Como la palabra de Jameneí es ley, todas las autoridades se han apresurado a justificar la medida. "El líder, como el padre de una familia, tiene derecho a prohibir la importación de un producto sospechoso que puede tener efectos secundarios dañinos para sus ciudadanos", dijo el propio ministro de Salud, Said Namakí.

El ministro recordó los problemas que han supuesto las sanciones de EE. UU. para la lucha contra la pandemia y para pagar la cuota del programa COVAX y justificó que hay informes científicos que plantean dudas sobre las vacunas basadas en el ARN mensajero y sus efectos secundarios.

También el presidente, Hasan Rohaní, aseveró un día después de la alocución de Jameneí que sus ciudadanos no serán conejillos de Indias para los fabricantes de sueros extranjeros.


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