Estudiantes iraníes se quitan el velo en las escuelas para apoyar las protestas contra el gobierno

“Mujer, vida, libertad”, gritaban las estudiantes en un colegio de la ciudad de Sanandaj, en el Kurdistán iraní.

El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, apeló este martes a la “unidad nacional”, mientras las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini se están extendiendo a centros educativos.

El mandatario afirmó que Irán “tiene debilidades y carencias” pero una vez más culpó de las protestas a “conspiraciones de los enemigos”, término que suele hacer referencia a Estados Unidos e Israel.

Durante el fin de semana las movilizaciones se extendieron a las universidades y en algunas de ellas se produjeron fuertes choques con las fuerzas de seguridad.

Así fue en la prestigiosa Universidad Tecnológica de Sharif de Teherán, donde el domingo por la noche hubo fuertes enfrentamientos con disparos al aire.

Tras ello, ayer cerró sus puertas para centrarse en la educación “online”, pero otras universidades del país vivieron protestas por la muerte de Amini pero también por la detención de estudiantes de Sharif.

Ahora los estudiantes de colegios e institutos se han unido a las protestas, según videos sin verificar publicados en las redes sociales por activistas y periodistas.

“Mujer, vida, libertad”, gritaban las estudiantes en un colegio de la ciudad de Sanandaj, en el Kurdistán iraní, mientras ondeaban sus velos, según un video publicado por activistas.

En la ciudad de Karaj, en la provincia de Alborz, jóvenes estudiantes lanzaron sus velos a un profesor, según un video.

Las protestas se encuentran ya en su tercera semana y su perfil ha ido variando, desde grandes protestas en las calles, a movilizaciones en universidades a gestos de desobediencia por las calles, como es quitarse el velo.

La Policía ha reprimido las movilizaciones con el uso de porras, gases lacrimógenos, cañones de agua y, según la ONU, munición real.

La televisión estatal iraní afirmó hace más de una semana que 41 personas han fallecido, pero la ONG Irán Human Rights, con base en Oslo, eleva la cifra a 92.

EFE


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