La historia de Aurelio, el granjero que admitió deforestar parte de la Amazonia para cultivar

Ahora el granjero espera que el gobierno le reconozca la propiedad del campo.

Aurelio Andrade vive en un punto remoto de la Amazonia brasileña. A sus 65 años, este granjero libra su propia batalla, ajeno a la crisis política y diplomática generada por el avance de los incendios en la mayor selva tropical del mundo.

"Aquí nadie tiene apoyo del gobierno federal ni de nadie, solo de Dios. Entonces por eso es que con mis amigos cortamos árboles para plantar pasto para sobrevivir", contó Aurelio.

Su granja incluye una casa precaria, de cemento, y un terreno que ha ido deforestando con los años, en el que cría vacas, gallinas, cerdos, patos y caballos. Es un lugar sin comunicaciones, sin vigilancia, sin otra ley que la que imponen hacendados, madereros y mineros ilegales. Andrade ocupó el terreno hace 19 años con su esposa evangélica y espera que las autoridades lo reconozcan como su propiedad. Esta práctica para apoderarse de tierras públicas genera permanentemente conflictos entre comunidades indígenas, 'invasores' y poderes estatales más o menos presentes.

"Es solo cortar unos árboles y tirar semillas. Incluso si tomas un área desierta tienes que desbrozar y quemar para hacerte una casa para tener donde vivir con tus hijos. Porque no te vas a hacer un casa en el hueco de un árbol, como si fueras un pájaro", contó el granjero

Los ambientalistas acusan a los pequeños hacendados como él -no solo a los grandes- de valerse de la falta de control del Estado para ir ampliando sus campos a costa de la selva.

"Siempre todo recae en nosotros, que somos de clase baja. Pero a la gente, los diputados, los concejales, los senadores que tienen varias granjas, los protegen, y la culpa recae sobre los pequeños. Lo que nos pasa es que no podemos deforestar nada, pero tenemos que plantar algo para sobrevivir", señaló.

Andrade evita mencionar que estos fuegos para plantar, supuestamente controlados, suelen irse de las manos y convertirse en los incendios descomunales que acaparan desde hace varios días los informativos de todo el mundo. Ahora, el granjero confiesa que tiene miedo, porque la tierra de su vecino está ardiendo y el fuego podría llegar hasta su propia granja.

AFP


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