Hubo varios altercados, aunque sin los fuertes disturbios que caracterizaron las de días anteriores.
Barcelona vivió una sexta noche de protestas consecutivas tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, que ha avivado los debates sobre libertad de expresión.
Cientos de personas se reunieron frente a la estación de tren de Sants, fuertemente resguardada por policías antidisturbios y emprendieron su marcha hacia el centro de la capital catalana.
Lanzaron botellas, petardos y otros objetos contra la jefatura de la Policía Nacional en Vía Laietana, hasta que una línea policial y furgones los obligaron a alejarse.
En otros puntos, como en las Ramblas, grupos de manifestantes levantaron barricadas con material urbano y continuaron lanzando objetos contra la policía, dañando también comercios locales.
Sin embargo, los disturbios no fueron tan graves como los ocurridos en las anteriores manifestaciones, que se han sucedido cada noche desde el martes.
“Estoy aquí para defender la libertad de expresión y porque creo que nadie merece ser encarcelado simplemente por algo que dijo. Y también denuncio la falta de oportunidades para las generaciones jóvenes en este país”, expresó Nuria, una manifestante.
Durante la semana, un centenar de personas han sido detenidas por la policía local en Barcelona y otras ciudades de Cataluña.
Las iniciativas en defensa del músico de 32 años también se han extendido en días pasados a otras ciudades como Madrid.
