Con 178 años de historia, la compañía británica vivía una situación financiera delicada que intentó rescatar con negociaciones hasta el último minuto.
Thomas Cook, el touroperador más antiguo del mundo, ha quebrado dejando a 600.000 de sus clientes repartidos por medio mundo y pendientes de una operación de repatriación de una envergadura sin precedentes.
Y luego están los 22.000 empleados del gigante británico, 9000 de ellos en el Reino Unido. Muchos de ellos se sumarán este mismo lunes a las listas del paro.
Desde la Autoridad Británica de Aviación (CAA) se ha enviado un mensaje de tranquilidad a los turistas.
"Si usted está en el extranjero, en un viaje de Thomas Cook, puede continuar disfrutando de sus vacaciones. La CAA ha puesto en marcha la repatriación, la mayor desde la Segunda Guerra Mundial, y vamos a traerles todos de vuelta al Reino Unido lo más cerca posible de sus fechas de regreso", aseguró Tim Johnson, director de políticas de la CAA.
Thomas Cook, que es al tiempo touroperador y aerolínea, cesó de forma brutal todas sus operaciones tras no conseguir este fin de semana los fondos que necesitaba para garantizar su supervivencia.
Las autoridades británicas han activado un plan de urgencia para repatriar de aquí al 6 de octubre a los 600.000 turistas (entre ellos, 150.000 británicos) que se han quedado colgados en sus lugares de vacaciones, ya sea en vuelos comerciales o en otros especialmente fletados para ellos.
Todas las reservas de vuelos y viajes han quedado anuladas. Los clientes serán totalmente reembolsados.
Thomas Cook nació en 1841 y es el touroperador más viejo del mundo. Es un gigante que ha sucumbido a la competencia de los sitios web dedicados al turismo y los miedos de los turistas británicos inquietos, en particular, por el Brexit.
Los acreedores exigieron la semana pasada a la compañía que encontrara 227 millones de euros de financiación complementaria para apuntalar un plan de salvamento. No lo consiguieron.
