Aún no hay pistas firmes sobre quién o quiénes fueron los asesinos.
Hoy se cumplen tres años que el fiscal argentino Alberto Nisman fuera encontrado muerto en su casa y aún no hay pistas firmes sobre quién o quiénes fueron los asesinos.
Alberto Nisman fue hallado sin vida en su departamento de la Torre Le Parc, de Puerto Madero, el 18 de enero de 2015, y un peritaje realizado por expertos de gendarmería nacional estableció que fue asesinado, diferenciándose de un primer estudio del cuerpo médico forense, que se había inclinado por la hipótesis del suicidio.
El asesinato es la línea investigativa actual que sigue la causa y que derivó en el procesamiento de Diego Lagomarsino, el técnico informático que le llevó al exfiscal el arma de la que salió el disparo que terminó con su vida.
El fiscal había involucrado a la expresidenta Cristina Kirchner en la investigación del atentado contra la Amia, el más cruento en la historia de argentina con 85 víctimas.
Cuatro días antes de su muerte Nisman había pedido indagar a Cristina Kirchner y a su entonces canciller Héctor Timerman por la firma de un memorándum de entendimiento con irán, que según el fiscal sirvió para encubrir a los responsables del atentado a la amia, y debía acudir ante una comisión parlamentaria para fundamentar su denuncia.
Su muerte conmocionó a la sociedad argentina. Al día siguiente, miles de personas se volcaron a una manifestación en la calle para pedir Justicia. Las movilizaciones se repitieron con constancia durante los primeros meses. Pero aún no se esclarece qué pasó.
Desde el comienzo, la muerte del fiscal originó dos narrativas. Las pericias también fueron dos y los resultados, contradictorios. O el fiscal estaba solo y se suicidó frente al espejo. O dos sicarios entraron en su domicilio, lo redujeron y lo drogaron antes de ultimarlo.
