Los pilotos del vuelo 302 de Ethiopian Airlines “realizaron varias veces todos los procedimientos indicados por el fabricante, pero no fueron capaces de controlar el avión”, dijo la ministra de Transporte.
Según el informe aeronáutico, el avión tenía una certificación normal y la tripulación estaba adecuadamente capacitada. La ministra recomendó al fabricante de Boeing revisar el sistema de control de vuelo de la aeronave y dijo que instruirá a las autoridades aeronáuticas para que verifiquen si Boeing abordó adecuadamente los problemas de control de vuelo antes de habilitar el avión que luego se estrelló.
El reporte se basa en la información obtenida de los restos de la aeronave y de las cajas negras del avión, que contienen grabaciones de voz de la cabina y datos de vuelo. El informe final podría demorar un año en completarse, como sucede generalmente en este tipo de casos. Hasta ahora, la información recogida señala que no hubo daño en los sensores ni problemas estructurales.
Tras este accidente ocurrido del 10 de marzo, en el que murieron 157 personas, organismos de regulación de la aviación de todo el mundo obligaron a dejar en tierra todos los Boeing 737 Max 8 y Max 9, bajo sospechas de fallas en el software de vuelo de esos modelos, al comprobar similitudes entre el accidente de Ethiopian y el de Lion Air, ocurrido en octubre de 2018, y que dejó un saldo de 188 muertos.
