La mujer se sentía prácticamente encarcelada en su casa y su marido ni siquiera le permitía hablar con los vecinos.
Su casa se había transformado en una cárcel. Recluida durante meses, no podía salir a la calle sola, tener contacto con los vecinos o con cualquier persona, estar en las redes sociales o tener un celular sin la autorización del supuesto carcelero: su marido.
Desesperada por encontrar una salida, secuestrada en su casa, se le ocurrió colar una nota de auxilio entre los deberes escolares de su hijo. La coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer en Málaga, Rosa del Mar Rodríguez, explicó que fue su única forma de pedir ayuda y felicitó al centro educativo, que rápidamente reaccionó para ayudar a la mujer.
Se puso en marcha un operativo por el cual se sacó a la pareja de la casa para una reunión en el colegio, y mientras él esperaba en el exterior ella narró a las autoridades las continuas humillaciones y vejaciones cometidas por su pareja. El subdelegado del gobierno en Málaga Miguel Briones contó a la prensa que se pudo comprobar que la mujer tenía secuelas evidentes de maltrato físico, y su marido fue detenido en el mismo colegio.
