Los niños son recibidos en hogares familiares de forma transitoria, mientras buscan una familia adoptiva o regresan a su lugar de origen.
Con la campaña “Hacele un lugar a su futuro”, el Instituto del Niño y Adolescente de Uruguay busca sustituir las residencias de 24 horas por hogares transitorios donde el menor pueda ejercer su derecho a vivir en familia en un momento crítico de su vida, cuando por distintas razones ha perdido el cuidado familiar.
“Es una apuesta a transformar los tradicionales hogares de residencia de niños y adolescentes en centros de atención y fortalecimiento de las capacidades familiares”, dijo la presidente de INAU Marisa Lindner.
Los cuidadores deben ser mayores de 25 años y todo el núcleo familiar debe estar dispuesto a recibir al niño.
Beatriz López es madre de tres hijos biológicos y hace años decidió vivir la experiencia de constituirse como familia de acompañamiento.
"Estas personitas tan divinas llegan a nosotros porque están precisando esa ayuda de corazón en forma transitoria, es la primera palabra que tenemos que aprender a trabajar cuando estas personitas se acercan a nosotros. Voy a ser una familia amiga, no me voy a apoderar de ese niño”, sostuvo Beatriz López.
Según Beatriz, cada niño que se va deja una huella y el momento del desprendimiento se supera pensando en los otros tantos chiquitos que esperan recibir amor.
“Cerrás los ojos, y te acordás de una sala donde hay muchos niños que están necesitando que los tomes aúpa, que los mimes, que les des una mema, un baño”, describió Beatriz.
El proceso de apoyo transitorio no tiene por qué finalizar cuando el niño vuelve a su familia de origen o pasa a tener condición de adoptabilidad. En algunos casos, el vínculo con la familia amiga continúa.
“Compartí hace poquito con una nena que cumplió diez años y todavía tiene el pañuelo que se llevó el día que se fue porque la noche anterior dormimos con algo para que sientan ese perfume, ese olor de donde estuvieron y todavía lo tiene”, contó Beatriz.
