Su abogado, Amadeo Ottatti, estudiará el expediente e intentará que sus defendidos puedan acogerse a algunos de los beneficios que la ley uruguaya permite.
Tomás Casella y Eduardo Radaelli llegaron a Uruguay para cumplir el resto de la pena que les sentenció un tribunal de Chile en agosto de 2015 por los delitos de asociación ilícita y secuestro, en la causa que investiga el homicidio de Eugenio Berríos, exagente de la dictadura de Pinochet, cuyo cuerpo apareció en la playa de El Pinar, en 1995.
“Habrá que estudiar y ver cuál es el mecanismo que se puede utilizar a los efectos de que no se cumpla la totalidad de la condena, que es lo que normalmente acontece en el Uruguay; muy pocas personas cumplen la condena hasta el final porque hay institutos previstos para conseguir una liberación anticipada”.
Actualmente, Casella y Radaelli están presos en la dependencia de Coraceros.
“Pueden gozar de los beneficios que tiene cualquier persona detenida. Está mucho mejor que con el rigor de una cárcel muy pesada como era en la que estaban recluidos. Están en un estado de relativa alegría de poder salir de lo que ellos consideraban un infierno y estar por lo menos en un lugar donde, por lo menos, aún privados de libertad, pueden tener acceso a la familia”.
