El preacuerdo entre el Estado y la petrolera prevé una inversión de menor magnitud por las obras de gas.
En 2013, el Gobierno comenzó con la regasificadora para proveer gas a nivel nacional así como exportarlo. Sin embargo, el proyecto perdió fuerza porque la energía eólica tomó mayor protagonismo en la matriz energética local y porque el inversor principal se retiró.
La petrolera holandesa Shell demostró interés en el proyecto y firmó un preacuerdo con el Estado que prevé que derive en un acuerdo para marzo 2018.
El preacuerdo establece que Shell y Gas Sayago tendrán una sociedad llamada Compañía Terminal. En ella, la petrolera tendrá prioridad en derechos de uso, de desarrollo de la infraestructura y operación de la regasificadora. El preacuerdo estipula que, de no lograrse con el Estado, Shell podrá elegir otra empresa para efectuar la sociedad en Uruguay.
Gas Sayago cederá a Shell las obras de dragado, la autorización ambiental y el espacio cedido en Puntas de Sayago por la Administración Nacional de Puertos. Los últimos puntos resultan polémicos porque el proyecto de Shell no dista del proyecto original por el que fueron concedidos.
La petrolera europea prevé regasificar la mitad de metros cúbicos diarios de gas que el proyecto original, empleará un pequeño buque en lugar de uno metanero y hará una inversión que será la cuarta parte de la original.
