La psiquiatra, miembro de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay, dijo que los sociópatas saben distinguir qué está bien o qué está mal, pero no sienten culpa ni remordimiento. Hablamos con ella sobre el perfil de los abusadores.
¿De qué tipo de personas estamos hablando cuando hablamos de abusadores sexuales, que asesinan a su víctima y no sienten culpa?
En realidad es un perfil de sujetos que su mayor dificultad o su alteración estaría a nivel de su afectividad y personalidad. Son sujetos cuya personalidad se va estructurando de una manera que llamamos defectuosa, sobre todo a nivel de la capacidad de generar empatía y de poder aquilatar el daño que se puede causar en determinadas acciones a los demás. Si tenemos que hablar de una patología, está a nivel de la personalidad, o sea de lo que el sujeto es no de lo que tiene o de lo que le pasa en un momento.
¿Son psicópatas?
La psiquiatría ha ido modificando los términos. En realidad, el término psicópata está muy ampliamente utilizado y etimológicamente lo único que significa es que la psiquis está enferma. Eso preocupa porque muchas veces la gente asocia los casos de muerte violenta con enfermedad mental. Pero la mayoría de los pacientes que tratamos y que padecen la mayoría de las enfermedades mentales, tienen la misma posibilidad de generar violencia que la población general. Hacemos mal en poner todo en la misma bolsa, reafirma el estigma sobre el paciente psiquiátrico. Estos sujetos tiene que ver con una personalidad que se va armando sobre una base en la cual la capacidad de experimentar remordimiento o culpa no se genera, no tiene conflicto con los actos que llevan a cabo. Saben lo que está bien y lo que está mal y distinguen perfectamente la realidad de la fantasía.
¿Es posible identificarlos antes de que lleguen a cometer abusos o asesinatos?
Lamentablemente en psiquiatría vemos muchas veces la historia en retrospectiva. A veces sí hay una serie de conductas que se van desarrollando desde la infancia, son patrones de conducta o ciertas señales. Son niños con un especial desarrollo de la crueldad. Hay una serie de conductas que son propias de los niños, porque están aprendiendo, porque es curioso y está experimentando. Hay actitudes que no son patológicas, que son la mayoría. Lo que empieza a llamar la atención es la actitud de abuso o de castigo o sobre hermanos menores o gestos de crueldad o tortura sobre pequeños animales o mascotas, eso no es común.
¿Es posible rehabilitarlos?
Para rehabilitar primero la persona tiene que tener algún tipo de conflicto con lo que le está pasando, tiene que expresar alguna señal de remordimiento o culpa, o de arrepentimiento genuino. Surge más en la entrevista clínica con la persona. Uno no cambia lo que entiende que tiene bien.
No hay que caer en el error de vincularlo con violencia de género
No hay que generalizar. El problema es que si nosotros visualizamos estos episodios solamente a través de una mirada, nos perdemos toda una parte del panorama que es lo que permite detectar algunas señales que podrían llevarnos a actuar de una manera diferente.
