El agrónomo Ismael Turban que trabajó durante años en las zonas afectadas por los incendios en Brasil habló con Telemundo

Según su conocimiento los incendios son producto de la estación de sequía, tradiciones de quema y falta de inspección en la zona.

Los crecientes incendios en Amazonias saltaron la alerta a nivel mundial. Telemundo conversó con el ingeniero agrónomo Ismael Turban que trabajó durante años instalado en la zona del Mato Grosso. Según su experiencia el crecimiento de los focos de fuego en la zona del Amazonas y la sabana adyacente conocida como el Cerrado, se debe a múltiples factores.

Primero a que desde fines de abril hasta principios de octubre toda esa zona sufre naturalmente un período de sequía que hace que cualquier accidente pueda derivar en fugo y volverse incontrolable. Además, existe una tradición a nivel indígena y de productores pequeños y sin tecnología de quemar pastizales para mejorar las pasturas en la zona de sabana.  En tanto en selva amazónica las quemas se producen fruto de actividades ilegales relacionadas con la explotación de minerales o la tala de árboles.

En cualquier caso, explicó prender fuego es un crimen ambiental que se paga con prisión y los grandes productores suelen ser los más afectados porque pierden grandes extensiones de cultivos por el fuego sin control. Apuntó además que son las grandes firmas exportadoras tanto de soja como algodón son las primeras cuidar el medioambiente ya que para poder exportar deben cumplir con estrictas normativas internacionales de cuidado.

Apuntó que lo que cambió en los últimos tiempos fue el financiamiento estatal para hacer inspecciones en las zonas que se vio disminuido con el actual gobierno brasileño. Se trata de áreas complejas e inaccesibles en muchos casos, donde los focos se detectan por satélite y resulta muy difícil probar donde se originaron y quienes fueron los responsables.

Otro aspecto que destacó es que las firmas dueñas de grandes extensiones de tierra para explotación en Brasil están obligadas por ley a preservar un porcentaje elevado se la superficie como reserva que puede ir del 30 al 80 % en las zonas afectadas.


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