El hombre que tuvo secuestrada a la dueña de una joyería dijo a la Justicia que lo hizo porque no podía pagar el alquiler y las cuentas

El hombre pidió perdón a la joyera por los momentos que le hizo vivir.

“No vengo a robar… vengo a pedir”. Asi comenzó el secuestro de nueve horas que ocurrió el pasado 18 de noviembre, en la joyería de Colonia y Vázquez. El secuestrador relató a la justicia que ese día salió cerca de las cuatro de la tarde de su casa y se subió a un taxi en Burgues y San Martín.

Según relata la crónica del diario El País, en el camino, el hombre iba mirando comercios como un león al acecho de su presa. En las audiencias, el secuestrador afirmó que necesitaba dinero. Según su versión tenía un arma mágnum que le compró a un conocido en la feria de Tristán Narvaja y a cambio le entregó 20 mil pesos.

En la joyería pidió para ver anillos y alianzas. Luego de observarlos, levantó la mirada y le dijo a la comerciante, una mujer de 74 años, “estoy desesperado. Tengo un problema personal y necesito diez mil dólares”.

La joyera dijo que no tenía ese dinero en el comercio y pidió para llamar a su hijo. El asaltante accedió. Allí, entre los dos convencieron al hombre para decirle que el hijo de la joyera iba a ir al banco para buscar dinero.

Entre que el hijo fue al banco y volvió la Policía ya había llegado al comercio. La primera conversación que el secuestrador tuvo, una vez que llegó la Policía, fue con el negociador. Allí señaló que estaba sufriendo una desesperación y develó su verdadero drama, cuotas del alquiler de su casa sin pagar, su familia no tenía ropa, le cortaorn la luz, el agua y que no podía pagar la comida para su pareja y sus hijos.

El negociador le dio tiempo para que se mantuviera calmo. En determiado momento, durante las conversaciones con el negociador, el secuestrador dijo que prefería morirse que caer preso.

Antes de retirarse del lugar, le pidió perdón a la joyera por lo que la había hecho vivir y se entregó.


Las Más Vistas